Dios siempre cumple sus promesas

Si pensás en una promesa, ¿cuál es tu primer recuerdo? Tal vez algo que deseabas mucho y te prometieron… ¡y eso se cumplió! O quizás alguien te dijo: «Sí, te prometo…» y luego se olvidó de lo que te había dicho. Eso no es lo mejor, ¿verdad?

Pero, lamentablemente, eso suele pasarle a algunas personas… A veces, hasta a mí me pasa que me olvido de algo que prometí.

Pensando en promesas, me acordé de una historia tan buena que la escribieron en la Biblia para que vos y yo la leamos y recordemos que Dios siempre cumple sus promesas. Esta es la historia de Noé. ¿La conocés?

Noé vivió en un tiempo en el que la gente no hacía lo correcto. La tierra estaba llena de personas que no amaban ni obedecían a Dios, y hacían muchas cosas malas. Pero también estaba la familia de Noé, que era buena, y cuando llegó una lluvia tan fuerte… ¡un diluvio! Dios le avisó a Noé y le dijo cómo construir un barco enorme para que no se ahogara él ni su familia.

La barca debía tener un techo bajo, tres pisos, una ventana y una puerta. ¡Qué trabajo tan grande!

Noé no dudó ni un momento. Aunque no sabía cómo sería el diluvio, él confió en Dios y trabajó con esfuerzo. Mientras construía la barca, Noé también reunió dos animales de cada especie, uno macho y una hembra, tal como Dios le había indicado.

Cuando todo estuvo listo, él y su familia, junto con todos los animales, entraron en el barco gigante. Para que no entrara el agua, Dios cerró la puerta bien cerrada.

Comenzó a llover durante cuarenta días y cuarenta noches.

Pero cuando todo se calmó, Noé y su familia estaban sequitos y muy bien.

Ellos estuvieron a salvo dentro de la barca que había construido con tanto esfuerzo y obediencia.

Después de mucho tiempo, cuando el agua bajó y la tierra se secó, el barco quedó sobre el monte Ararat, bien alto. Entonces, Noé envió una paloma para ver si ya la tierra estaba seca, y cuando la paloma no volvió, se dio cuenta de que ya podían salir.

Lo que más me gusta de esta historia es que esa fue la primera vez que apareció un arco iris en el cielo. Tenía muchos colores, y Dios le dijo a Noé que ese arco iris era símbolo de la promesa que le había hecho.

¡Dios le prometió que los iba a salvar… y lo cumplió!

Ahora, cada vez que veo un arco iris, recuerdo que Dios siempre cumple lo que promete.

Y sabés qué… ¡esa no es la única promesa! Leyendo la Biblia podemos encontrar muchas más, y podemos tener la certeza de que Dios sí cumple siempre sus promesas.