Dios me ama… Yo amo

¿Alguna vez leíste en la Biblia que tenemos que amar como ama Dios? 

Cuando leo que Dios me ama pase lo que pase, que me ama sin condiciones, me hace sentir muy feliz.

Aunque, la verdad… a veces no siento que me lo merezco. Porque sé que no siempre hago lo correcto: no le hago caso a mi mamá, digo que no tengo tarea solo porque no me acuerdo, o no le presto atención a la seño en clase.

Y, de todas formas, Dios me sigue amando. 

Su amor no depende de lo bien que me porte.

Él me ama de verdad. Y eso me anima a mejorar, a cambiar lo que está mal. Lo intento todos los días. 

Pero cuando leo en la Biblia que yo también tengo que amar a los demás… ¡uf! ahí sí que se me hace difícil. Porque amar a mi familia o a mis amigos, bueno… eso es más fácil. ¿Pero al que me cae mal? ¿O al que me molesta en el cole? ¡Ese sí que me cuesta!

¿Cómo se hace para amar así? Siento que mi amor no alcanza.

No tengo tanto amor adentro mío para darle a todos. A veces ni siquiera me sale ser amable con los que no son mis amigos. 

En la carta de Juan, que estamos leyendo, escribió algo muy importante:

“El que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios, porque Dios es amor.”

(1 Juan 4:7)

Parece que está diciendo que, si queremos ser hijos de Dios, tenemos que aprender a amar primero. Pero en realidad, lo que nos está mostrando es otra cosa al decirnos que el amor viene de Dios. No nace de nosotros. 

Y acá viene la mejor parte: Es normal que a veces nos cueste amar.

Es difícil poner a otros primero, y eso no está mal reconocerlo.

La Biblia nos enseña que el verdadero amor no lo sacamos de adentro nuestro.

Ese amor viene de Dios. Él es la fuente. Podríamos decir que es como una tele: si no la enchufás, no prende.

No importa si es la mejor tele del mundo, sin conexión no funciona. 

Lo mismo pasa con nosotros: si no estamos conectados con Dios, no podemos amar de verdad.

Entonces, la clave es esta: primero necesitamos recibir el amor de Dios. 

Y una vez que lo recibimos, podemos dejar que ese amor se derrame a los que tenemos cerca.