Un asesino muy peligroso…

Saulo fue uno de los testigos y estuvo totalmente de acuerdo con el asesinato de Esteban.   

Hechos 8:1 NTV

Te propongo que esta semana meditemos juntos en la gran bendición de tener “vidas transformadas”. Descubrir juntos la experiencia de personas que fueron cambiadas al encontrar a Jesús y que nunca más volvieron a ser las mismas. Fueron trasformadas, perdonadas y sanadas, y se lanzaron a la aventura de la fe.

Un hombre que indiscutiblemente vivió esa experiencia fue Saulo de Tarso. Era alguien muy seguro de sí mismo, de sus ideas, convicciones y creencias. Un enemigo de los discípulos de Jesús. Su tarea era perseguir y matar a quienes se confesaban seguidores de Cristo. Lo impulsaba su carácter fuerte y su expectativa de llegar a destruir esta nueva religión.

Desde el principio se declaró opositor y hasta vio sin inmutarse la muerte del primer mártir cristiano. Imaginá por un momento cómo era el corazón de aquel muchacho Saulo quien, frente a la muerte horrorosa de Esteban, se sintió complacido. 

Con el paso del tiempo, él mismo se encargó de matar y liderar el asesinato de hombres y mujeres de fe. Fue de ciudad en ciudad instigando y promoviendo la guerrilla anti cristiana porque, aunque nos resulte difícil pensar así de quien conocemos como el apóstol Pablo, no cabe duda de que antes de ser transformado por Dios era un asesino temible. 

Saulo seguía amenazando y promoviendo actos de violencia y muerte contra los seguidores del Señor. Entonces fue al sumo sacerdote y le pidió cartas de autorización para las sinagogas de Damasco. Si Saulo encontraba a algún seguidor del Camino, hombre o mujer, lo podía arrestar y llevar preso a Jerusalén.

Hechos 9: 1-2 PDT

Fue camino a Damasco que su vida fue transformada y sus planes desbaratados. En el momento en que conoció de manera transcendental a Jesús se transformó en un nuevo hombre.

Al acercarse a Damasco para cumplir esa misión, una luz del cielo de repente brilló alrededor de él. Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía: — ¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?  

— ¿Quién eres, señor? —preguntó Saulo.

—Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues! — Contestó la voz—. 

Hechos 9: 3-5 NTV

Ese primer encuentro marcó todo su ministerio y mantuvo su vida en absoluta comunión con su maestro. 

Lo que distinguió a Pablo de los otros seguidores del Señor fue el haber sostenido su vida estrechamente pegada a Cristo sin haber visto nunca su rostro.

Dios no cambió la esencia del apóstol, sino que usó justamente su carácter temerario para que con decisión predicara el evangelio de Cristo.

La misma personalidad, pero con un cambio radical de dirección. Pasó de perseguidor a perseguido, de líder sanguinario a discípulo del Dios de paz.

Jesús fue drástico con él y ese encuentro inicial le dejó marcas que nunca olvidó. Su transformación fue milagrosa y su comunión tan cercana y absoluta que pudo decir: 

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.     

Gálatas 2:20 RVR

Su temperamento siguió siendo fuerte y su carácter aguerrido, pero en Cristo, esta fue su arma para enfrentar adversidades, peligros, amenazas y hasta un naufragio.

Jesús cambió su identidad y su nombre, pero usó su potencial. Su propio cambio provocó el cambio en millones de personas hasta hoy.

Charles  Colson fue un escritor, abogado, activista político y consejero y asesor del presidente de los Estados Unidos Richard Nixon entre 1969 y 1976. Las investigaciones acerca de su participación en el escándalo Watergate crearon una grave crisis política que provocó el proceso contra el presidente Nixon, con el que quien finalmente renunció. 

Algunos meses más tarde, Charles Colson fue detenido y condenado a tres años de prisión tras confesar su participación en la obstrucción a la justicia en el caso Watergate. En este intervalo un amigo le dio un libro que explicaba cómo llegar a ser un creyente en Jesús y se convirtió al cristianismo. Cambió su vida radicalmente y después de siete meses de prisión, Colson salió en libertad condicional y se dedicó a la asistencia social y espiritual a presos, fundó la organización  Prison Fellowship Ministries y durante toda su vida perteneció a la Convención Bautista del Sur.

Adaptado de Wikipedia

El Señor no nos necesita perfectos… Él hace la obra perfecta en nosotros.

Por eso necesitamos continuos encuentros con nuestro Señor, quien nos busca, transforma y cambia constantemente, y como a Saulo nos dice cada día: «levantate y sígueme… hoy tengo planes para vos».  ¿Qué le vas a responder?

¡Cada encuentro con Jesús cambia tu vida!

Ruth O. Herrera