“Cada uno debe amar a su cercano como se ama a sí mismo.”

Mateo 6.39

Comenzaban las clases, Matilde estaba feliz. ¡Ya podía ir al colegio!

Es una nena a quien le encanta estar siempre bien peinada. Va al colegio con su ropa impecable, el guardapolvo sin arrugas, su mochila limpia y prolija. A Matilde, nunca le faltaban las tareas. Ella jamás se olvidaba de llevar los útiles y las cosas la seño pide.

Su lapicera guardada todos los días en el mismo lugar en la cartuchera, como también tiene asignado un espacio especial para su tijera.  Matilde siempre tenía hojas de repuesto y algunos lápices extras de colores.

Los compañeros de Matilde no eran tan prolijos como ella, ni llevaban siempre sus tareas completas, incluso en algunas ocasiones les faltaban cosas. Pero… a Matilde no le gustaba prestar sus cosas. Ella decía que se iban a gastar o estropear o tal vez perder. No le gustaba prestar nada, ponía su cara por encima de su hombro, miraba sus compañeros y les decía – “¡ésto no se presta!”.

Llego   un momento en que nadie le pedía nada prestado porque sabían que eso no iba a pasar.

Un día la llevó al colegio su tía, estaban llegando justo sobre la hora, muy apuradas, tan apuradas que su peinado no estaba tan perfecto como a ella le gustaba, en medio de las corridas se olvidó darle la mochila. Al entrar a clases se dio cuenta que ese día no tendría hojas, su prolija carpeta, sus colores, la goma, la lapicera. y ¡era demasiado tarde!

Matilde miró a sus compañeros y justo antes de pedirles ayuda recordó todas las veces que ellos la necesitaron y ella no compartió sus elementos. En ese momento se dio cuenta que lo que hacía no estaba bueno, que no era comprensiva con la situación de sus amigos y se entristeció.  Pensó que ellos se sentirían con ella en ese momento.

Hay una enseñanza de Jesús que es muy interesante y sobre todo muy práctica para hacer con nuestros amigos, compañeros del colegio, los vecinos, nuestros familiares. ¡con todos!

Así que, traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes

Mateo 7.12

Sí! Jesús nos enseña a tratar a nuestros amigos de la mejor manera, con el mismo amor que nos gusta que nos traten a nosotros.

Matilde había escuchado esto alguna vez, pero en esta ocasión tenía un valor distinto. Sus compañeros se acercaron y fueron prestándole cosas para que ella ese día pueda copiar la tarea. Sin embargo, la mejor lección esta vez no estaba en el pizarrón sino en el corazón de sus amigos.

Vamos, aceptá el desafío de tratar a los demás como te gustaría que te traten a vos.