Aprendiendo a esperar

Todo tiene su momento; todo lo que sucede bajo el cielo ocurre de acuerdo a un plan.

Eclesiastes 3 (PDT)

 

Estoy segura que si yo te preguntara si sabés esperar… tu respuesta rápidamente sería un ¡SI!…

 

Pero si te ponés a pensar en diferentes situaciones de todos los días, te vas a dar cuenta que  a TODOS sí nos cuesta esperar  porque somos  IMPACIENTES.

 

Por ejemplo no nos gusta esperar si vamos al pediatra y hay algunas personas antes, si acompañamos a alguien al súmercado y la fila de la caja es larga, si estamos haciendo un viaje… no dejamos de preguntar…¿ya llegamos?

 

Parece que siempre estamos apurados por hacer lo próximo, y si pedimos algo lo queremos ¡YA!

 

Hace mucho años, cuando yo era chica todo llevaba mas tiempo. Hoy pienso y me parece muy loco.  Tenía una prima que vivía muy lejos y cuando quería contarle algo tenia que sentarme, pensar que escribir y enviarle una carta. Eso demoraba unos cuantos días en llegar… y  la respuesta podía tardar  hasta ¡un mes! Hoy sin pensarlo mucho, si quiero contarle algo solo tengo que mandar un mensaje por el celu y ya está.

Pensándolo bien todo llevaba mucho más tiempo. 

 

Les propongo que charlen en casa ¿qué otras cosas tenemos que esperar memos que antes?

 

El esperar y ser pacientes es un ejercicio. La paciencia se ejercita. Y la tecnología no nos ayuda a ponerla en práctica.

 

Cada vez esperamos por menos por las cosas, hasta la sopa se hace en un minuto… Y cuando  alguien nos dice que debemos esperar nos impacientamos y solemos enojarnos, creyendo que lo hacen a propósito y  a veces, sin razón, pensamos que no somos importantes.

 

Algo similar nos puede pasar cuando oramos y le pedimos algo a Dios.  A veces,  su respuesta es súper rápida y otras veces no tanto. Pero debemos estar seguros es que Dios si oyó nuestra oración. El siempre nos escucha, siempre esta atento a nosotros.

 

Pero, ¿qué pasa cuando no hay respuesta?

Es ahí, donde tenemos que poner en marcha ese “ejercicio” de ser pacientes,  y mientras esperamos algo que le pedimos a Dios seguir orando.

Sabemos que Dios nos ama y nos escucha. Su respuesta a eso que pedimos llegará. 

 

Cuando esperamos…  la espera se hace larga pero Dios responde

 

Te cuento… en la Biblia hay una historia de unas personas que oraron por 40 años esperando la respuesta de Dios, sabían que Él tenía lo mejor para ellos y el día que su respuesta llego fueron súper felices. (Otro día te cuento esa historia)