Aprendiendo a esperar

Finalmente le preguntó: —¿No tienes más hijos?

—Falta el más pequeño, que es el que cuida el rebaño —respondió Jesé.

—Manda a buscarlo —dijo Samuel—, porque no comenzaremos la ceremonia hasta que él llegue. Jesé lo mandó llamar. Y el chico era de piel sonrosada, agradable y bien parecido.

Entonces el Señor dijo a Samuel: —Éste es. Así que levántate y conságralo como rey.

En seguida Samuel tomó el recipiente con aceite, y en presencia de sus hermanos consagró como rey al joven, que se llamaba David. A partir de aquel momento, el espíritu del Señor se apoderó de él. Después Samuel se despidió y se fue a Ramá.

1° Samuel 16

¡Uahu! David tenía más o menos 12 años y Dios lo eligió para ser un rey de verdad… Pero tuvo que esperar como hasta los 30 para poder sentarse en el trono.

En toooodo ese tiempo le pasaron un montón de aventuras que pueden leer en familia en el libro de 1° Samuel, en la Biblia.

David sabía que algún día iba a ser el rey… y me imagino que la idea de vivir en un palacio le encantaría, pero…. a pesar de eso siguió cuidando ovejas, y era tan valiente que la defendía de los osos y los leones.

Antes de ponerse la corona tuvo que ser:

 . Ayudante del rey Saúl

. Limpiar la espada y el escudo real

. Tocar el arpa cuando el rey se sentía mal

. Enfrentar con un gigante

. Y un montón de cosas más porque tenía mucho trabajo siendo escudero del rey.

Como era tan valiente, el rey Saúl sentía muchos celos que David y como estaba casi siempre enojado se tuvo que ir a vivir lejos.

Vivió muchas aventuras, pero creo que después de algunos años habrá pensado que nunca iba a llegar a ser rey… Pero Dios se lo había prometido y tuvo que aprender a esperar su turno.

Así que durante esos años aprendió a ser un buen soldado y hasta tuvo su propio ejército, y sobre todas las cosas se hizo muy amigo de Dios. ¡Así que valió la pena esperar!

Todo eso le sirvió un montón, y hasta perdonó al Saul que lo había tratado tan mal. Fue entonces cuando estuvo listo y llegó el momento… fue el mejor rey que el pueblo de Israel tuvo… Tan buen trabajo hizo que hasta hoy todos nos acordamos de él.

¿Qué te gustaría ser cuando seas más grande? …. ¿Ya lo sabes?

David no tuvo que pensar mucho… porque fue Dios quien le dijo que tenía que hacer y después, cuando fue rey, le ayudaba a tomar decisiones. Por eso es muy importante aprender a esperar el turno para hacer las cosas y mientras tanto aprender.

Lean el siguiente cuento y busquen qué cosas en común tiene el elefante fotógrafo con el rey David… ¿parece re loca la propuesta no? … Pero si lo piensan juntos lo van a descubrir.

¡Yo ya lo encontré, así que ahora voy a dibujar al rey David con una corona bien grande!

Había una vez un elefante que quería ser fotógrafo. Sus amigos se reían cada vez que le oían decir aquello: – Qué tontería – decían unos- ¡no hay cámaras de fotos para elefantes!

– Qué pérdida de tiempo -decían los otros- si aquí no hay nada que fotografiar

Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo trastos y aparatos con los que fabricar una gran cámara de fotos. Tuvo que hacerlo prácticamente todo: desde un botón que se pulsara con la trompa, hasta un objetivo del tamaño del ojo de un elefante, y finalmente un montón de hierros para poder colgarse la cámara sobre la cabeza.

Así que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara para elefantes era tan grandota y extraña que parecía una gran y ridícula máscara, y muchos se reían tanto al verle aparecer, que el elefante comenzó a pensar en abandonar su sueño... Para más desgracia, parecían tener razón los que decían que no había nada que fotografiar en aquel lugar…

Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan divertida, que nadie podía dejar de reír al verle, y usando un montón de buen humor, el elefante consiguió divertidísimas e increíbles fotos de todos los animales, siempre alegres y contentos, ¡incluso del malhumorado rinoceronte!; de esta forma se convirtió en el fotógrafo oficial de la sabana, y de todas partes acudían los animales para sacarse una sonriente foto para el pasaporte al zoo.

“Cuentos para dormir”

Pedro Pablo Sacristán