En la tarde, en la mañana, al mediodía, clamaré a Dios, y él oirá mi voz
Salmo 55: 17
Cuando comenzamos algo generalmente lo hacemos llenos de expectativas, pensando ¿qué pasará? Imaginando todo lo que tenemos por delante.
A veces con ciertos temores porque sabemos que todo va a ser nuevo, y justamente por desconocer como será eso nuevo.
Muchos de nosotros comenzaremos etapas nuevas en el cole.
En muchos lugares estamos aun de vacaciones, no vamos al cole en todo el mes de verano y tenemos más tiempo libre. Jugamos a todo lo que durante el año no podemos jugar. Quizá nos quedamos despiertos hasta más tarde mirando tele, hablando con alguien… o solo mirando el techo.
Y después de hacer de todo aun nos queda tiempo para aburrirnos.
Ya desde hace muchos años, cuando era chiquita, una de mis seños de la iglesia me enseño algo que todavía me acuerdo y sigo haciendo. Ella me dijo que en las primeras semanas del año, cuando pienso en todo lo que estar por venir y en todo lo que tengo ganas de hacer haga mi “lista del Año”. ¿Sabes qué es?
Ahí es donde escribo todo lo que me gustaría hacer durante el año, todo todo todo lo que se me ocurre, hasta lo más difícil de hacer.
Con el tiempo y mientras crecí esa lista se convirtió en una lista de oración porque además de poner lo que tengo ganas de hacer también anoto lo que voy a orar todo el año.
Por ejemplo en esa lista puedo escribir:
- Que me valla bien en el cole y apruebe todas las materias durante el año, y también puedo orar por una prueba especial. Es como hacer una lista general pero también poner cosas especiales.
- Que mi familia tenga trabajo.
- Hacerme nuevos amigos.
- Portarme mejor en mi casa
Y sigue… porque puede ser bastante larga.
Entonces a medida que van pasando los meses le pongo algunas marcas cuando algo por lo que estoy orando Dios me responde.
Por esto oro durante todo el año, y al llegar diciembre me asombra ver las respuestas de Dios según mi propia lista. En algún momento de ese mes leo otra vez por un rato esa lista para agradecerle a Dios por todos los cuidados que Él tuvo conmigo.
No siempre Dios me respondió todo respondió, y en algunos casos su respuesta tardo algunos años. Pero eso no me desanimo. Yo se que el me ama, y todo todo todo ¡lo hace por mi bien!
¿Te animás a hacer tu propia lista? Dale, si no te sale podés pedirle ayuda a alguien de tu familia