Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor.
Romanos 5:4-5 NTV
Cumpliendo con mi compromiso, les acerco en esta entrega la “segunda” perlita que estoy aprendiendo, en medio de este proceso que estoy llevando con mi enfermedad.
Como seres humanos, creo que la mayoría prefiere vivir una vida tranquila y placentera. Y cuando se nos presenta algo que amenaza eso, como algún problema, diagnóstico, enfermedad, situación laboral, emocional, relaciones disfuncionales etc… tratamos de evitar, si podemos, dichas situaciones, o es nuestro deseo que pasen lo más rápido posible.
El apóstol Pablo escribió:
Y también nos gozamos de las aflicciones, porque nos enseñan a tener paciencia; y la paciencia nos ayuda a superar las pruebas, y así nuestra esperanza se fortalece. Y esa esperanza nunca nos defrauda, pues Dios llenó nuestros corazones de su amor.
¡Qué tremendas declaraciones! ¿no? De un hombre que sufrió mucho por sus creencias. La “prueba” nos desarrolla la paciencia y ésta a su vez, la esperanza a medida que avanzamos. Podríamos decir, como el título que nos invita: “¡abrazar el cactus!”
En mi proceso, esto es lo que estoy viviendo, aprendí a desarrollar muchas competencias que no las tenía identificadas, aprendí mucho de otros, aprendí a valorar muchas cosas que antes no les ponía atención. Me considero una persona mucho más agradecida que antes, podría afirmar que, en medio de la tormenta, encontré propósitos y enseñanzas que no imaginaba, tanto para mí como para quienes me rodean.
Así que la invitación de hoy es: ¡Tranquila, tranquilo!
La tormenta, el gigante, la montaña que puedes ver delante de ti, puede ser una oportunidad única, para crecer, desarrollarte, encontrar nuevos propósitos, objetivos o proyectos.
Así que NO te ESCAPES. No lo ESQUIVES… ENFRENTALO.
Si te parece que son demasiado “grandes”, observá a tu alrededor, vas a encontrar personas que están dispuestas a ayudarte, familia, amigos, compañeros etc.
¡GRACIAS por llegar hasta acá en la lectura nuevamente!
PD: Agradecimientos que no puedo dejar de mencionar…
- A mi esposa e hijos, imposible estar atravesando esto sin su amor y apoyo incondicional.
- A mis amigos, compañeros, conocidos que están orando por mí o deseándome lo mejor!
- Y desde ya, a Dios por ser mi principal sostén en esta aventura.
Pastor Gabriel Nonini
21 de julio, 2024
