Tres días después lo hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, a quienes escuchaba y les hacía preguntas. Todos los que lo oían se asombraban de su inteligencia y de sus respuestas.
Lucas 2: 46
El relato impresiona… ¿lo recordás? Jesús era todavía un niño, pero ya empezaba a dar indicios de ser especial y diferente a los de su edad. Ese año fueron en familia a la fiesta de la pascua y cuando volvían, María y José pensaban que el muchachito iba entre el grupo de regreso. Pero lo encontraron días después entre escribas y eruditos de la ley.
Según podemos deducir de los evangelios, su educación estuvo a cargo de sus padres. Pero fue más que su conocimiento lo que se destacó en su visita al templo. Jesús hablaba con autoridad y discernía lo que los muchachos de su edad no podían. Aquel viaje sería para sus padres absolutamente inolvidable y no por la fiesta. Era evidente que Jesús mostraba el conocimiento de quién era y cuál era su verdadero lugar.
Es muy interesante descubrir que hay algo especial en la relación de este hijo con sus padres. Si bien él comenzaba a actuar y mostrar su deidad, no dejaba de ser un niño, y sus padres lo cuidaban y trataban como tal. Experimentaron la desesperación de no encontrarlo, volver a la ciudad y buscarlo por tres días, angustiados, preguntando entre el enorme gentío que iba y venía, sin imaginar siquiera a dónde lo encontrarían.
La pregunta más escuchada en esa caravana de hombres, mujeres y niños fue: ¡¿Dónde está Jesús?! El corazón de María y José latía acelerado, los pensamientos indomables, los llenaban de temor, el dinero que habían destinado para el viaje, casi se habría agotado. Los parientes y vecinos les reprocharían: ¿cómo pueden perder a su propio hijo? La incertidumbre crecía a cada paso, y al llegar cada anochecer María rompería en llanto culpándose por no haber estado lo suficientemente cerca del hijo de la promesa… ¿Dónde está Jesús? Así era Jesús de muchacho: inquieto y decidido a hacer lo que creía que tenía que hacer. Por eso, durante su vida hubo quienes también se preguntaron: “¿Dónde está Jesús?”
Los sabios de Oriente lo buscaban para ofrecerle regalos al nacer: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?”. Los líderes judíos preguntaron por Jesús durante la fiesta de los Tabernáculos: «¿Dónde está ése?», refiriéndose a Jesús. María Magdalena en la tumba vacía le preguntó al ángel: “¿Dónde pusiste a mi Señor?”
Muchas veces escuché a personas preguntarse: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no me responde? Todos tenemos urgencias en las que deseamos al Señor justo al lado necesitando respuestas, sanidad, paz. Con la misma necesidad y angustia de María y José buscando al muchacho… ¿dónde está nuestro hijo? Marta y María recibieron a Jesús diciendo: ¿dónde estabas?… si hubieras llegado a tiempo.
Y creo que la respuesta de Jesús sigue siendo la misma que le dio a sus padres: Tranquilos, estoy en el lugar correcto. Pero ellos no entendieron que Jesús tenía un plan:- “Más ellos no entendieron las palabras que les habló”.
Cuando no entendemos el silencio, o sentimos que el Señor no está cerca perdemos de vista que hay un plan detallado y amoroso que el tiempo revela. Papá no descuida a sus hijos y si lo creemos aun en tiempos difíciles vamos a experimentar su paz sobrenatural.
¿Jesús dónde estás? …Acá justo al lado tuyo.
Ruth O. Herrera
