Antes de que la necesites

Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.

Santiago 1:5 (PDT)

En un mundo tan complejo, la sabiduría que viene del cielo es imprescindible. Las presiones laborales, nuestras responsabilidades en el hogar, las necesidades que surgen de repente nos afectan a todos e incluso pueden nublar nuestra capacidad para optar por la mejor solución.

El tiempo apremia. Si no decidimos pronto, otros o las circunstancias lo harán por nosotros y la vida seguirá su curso.

Lo ideal sería poder anticiparnos, darnos el espacio para pensar en cuál es la propuesta de Papá para cada etapa que atravesamos. Pedir sabiduría cuando la urgencia no nos empuja. Esto fue lo que hizo Salomón antes de enfrentar su mayor desafío.

Mientras Salomón estaba en Gabaón, el SEÑOR le apareció en un sueño. Dios le dijo: «Pide lo que quieras y yo te lo daré». Salomón contestó: «Tú mostraste mucho fiel amor a mi papá David. Él te siguió fielmente, con justicia y rectitud de corazón. Y tú has seguido constante al mostrarle el fiel amor más grande: has permitido que en el día de hoy su hijo tome el trono en su lugar. SEÑOR mi Dios, tú has permitido que yo reinara en lugar de mi papá, pero me siento como un niño. No tengo la sabiduría necesaria para cumplir mi trabajo. Dame a mí, tu siervo, una mente que entienda cómo gobernar a tu pueblo y que sepa la diferencia entre el bien y el mal.

1° Reyes 3: 5-7; 9 (PDT)

(Énfasis del autor)

En primer lugar reconoció que Dios le había dado una tarea para la cual no estaba capacitado, entonces pidió una mente entendida y la capacidad de distinguir entre el bien y el mal. El centro de la cuestión es que Dios le dio a elegir “lo que quisiera y Él se lo daría”.

Si estuvieras en lugar de Salomón ¿Qué hubieras pedido? Es una excelente pregunta que arroja luz sobre nuestros verdaderos deseos.

Este joven rey se anticipó a las dificultades, a las tentaciones y a las posibilidades que podían surgir cuando estuviera en el poder. Y Dios, que nunca es escaso, le concedió mucho más de lo que pidió.

En tus dilemas cotidianos, el Señor se presenta y te ofrece la oportunidad de pedir lo que quieras (o lo que necesites) ¿cuál será tu respuesta a su ofrecimiento?

Mónica Lemos