Luego Felipe fue a buscar a Natanael, y le dijo: —Hemos encontrado a aquel de quien Moisés escribió en la Biblia, y del que también hablan los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José.
Natanael preguntó: — ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?
—Ven y lo verás —contestó Felipe.
Juan 1: 45-46 TLA
¿Alguna vez te identificaste con Natanael? Lo que por anticipado pensamos y sentimos a veces arruina muchas buenas posibilidades en nuestra vida. Natanael estuvo a punto de perder una nueva vida cuando expresó: “…no lo creo, ¿de Nazaret puede salir algo bueno?”.
Hoy escuché a varios periodistas debatiendo acerca de la discriminación y los prejuicios que la sociedad enfrenta en este tiempo… posiciones enfrentadas que muchas veces se expresan de maneras poco pacíficas. Para nuestra sociedad hay temas muy sensibles que desatan conflicto. Pero descubro que, quien lucha por defender su postura o pensamiento, finalmente discrimina a quien primero discriminó.
Por eso, como hijos de Dios, necesitamos la sabiduría que el evangelio demostró en la respuesta de Felipe… “No juzgues hasta conocerlo”. Esto hace más extraordinario lo que Jesús hizo con Natanael al responderle por encima de su descrédito. “Tu juicio errado no impide que te ame y te elija”.
Cada uno sabe cuáles son sus propios prejuicios que luego se tornan en juicios. Todos somos vulnerables a caer en los juicios incorrectos, incluso con lo que Dios quiere hacer con otros. Boicoteamos sin mala intensión, dudamos, no creemos que haya cambios genuinos.
Pero el plan con Natanael no pudo obstaculizarlo ni él mismo. Por alguna razón cedió a la invitación de Felipe, que estoy segura fue muy vehemente. Jesús le dijo “no te quedes solo en la declaración que hiciste, es verdad que soy El Señor, pero cosas mayores que esta verás”.
Natanael estaba lleno de prejuicios y su vida se hubiera estancado, pero la obra de Dios en él ya había comenzado y Él sería fiel en completarla.
No te arriesgues por prejuicios, preconceptos, formas religiosas, o por no darte la oportunidad de creer, a obstruir, atrasar o incomodar la obra de Papá en la vida de otros.
Que la actitud de Felipe se reproduzca en tu vida.
Al terminar este devocional te invito a orar: Señor que los cielos se abran no solo para mí, sino también para quien tengo que llevar a tu presencia… por los que vendrán por Tu Palabra a través mío.
Ruth O. Herrera