Ustedes mismos son la única carta de recomendación que necesitamos: una carta escrita en nuestro corazón, la cual todos conocen y pueden leer. Y se ve claramente que ustedes son una carta escrita por Cristo mismo y entregada por nosotros; una carta que no ha sido escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; una carta que no ha sido grabada en tablas de piedra, sino en corazones humanos.
2° Corintios 3: 2-3 DHH
(Énfasis del autor)
La Palabra actuada, eso es lo que somos. Y si lo hacemos bien somos la representación de Jesús, andando como Él anduvo. Pero esta, que debe ser una manera clara de mostrar a Dios, a veces finalmente es una mala imitación de Cristo, porque en nuestra rutina y velocidad de vida no siempre estamos pendientes de que “otros nos leen”.
Vos y yo tenemos la capacidad de representar y manifestar el amor y el poder de Dios tal cual lo hizo Jesús, o tener una vida algo confusa o poco clara para provocar que quienes necesitan a Cristo, al conocernos, conozcan “Buenas Nuevas”.
Es impactante lo que Pablo dice de la iglesia de Corinto en el capítulo 3 de su segunda carta, “ustedes son las personas en las que todos deben poder leer el evangelio”. Personas a las que antes les había predicado con pasión el mensaje de Jesús, que habían crecido en la fe, y por eso en ellos debía leerse el evangelio de la salvación.
“…pues ustedes ya están firmes en la fe.
Pensar en que debemos ser cartas leídas por los demás es de una connotación tremenda, una responsabilidad y un desafío para valientes. No se trata de intelecto, se trata de que el Espíritu Santo que vive en vos, pueda escribirle a otros a través tuyo.
La Palabra hecha carne se renueva cada día para ser transmitida, hablada, actuada y escuchada… por medio tuyo. Jesús escribió por el Espíritu Santo, todo el mensaje de la redención en nosotros. Así como Él actuaba lo que veía hacer al Padre nosotros tenemos que representar y manifestar sus obras, entonces los vecinos, amigos, parientes, conocidos y hasta extraños van a leernos hasta entender el plan del amor de Papá.
¿Qué están leyendo tus compañeros de trabajo últimamente? O tu familia y gente cercana. Si fueras un libro… ¿cuál sería tu índice? ¿Cuál sería el tema principal? Eso mismo que los demás leen en vos… ¿religión? ¿juicio? ¿perdón?
¿Quién escribe tu carta cada día?
Ruth O. Herrera