Goliat también dijo: « ¡Me río del ejército de Israel! ¡Los desafío a que envíen a uno de sus soldados a pelear conmigo!» Saúl y el ejército oían el desafío de Goliat y tenían mucho miedo.
David le dijo a Saúl: —El pueblo no debería dejarse intimidar por ese tal Goliat. Como siervo tuyo, yo enfrentaré a ese filisteo. Saúl le contestó: —Tú no puedes salir a enfrentar a este filisteo. Ni siquiera eres soldado. Además, Goliat ha sido un guerrero desde niño.
Pero David insistió: —Cuando cuido el rebaño de mi papá y viene un león o un oso a llevarse una de las ovejas, yo lo persigo, lo ataco y recupero la oveja. El animal salvaje me brinca, pero lo agarro de la piel debajo de su hocico y lo golpeo hasta matarlo. Así maté un león y un oso. ¡Y así mataré a ese filisteo pagano! Morirá por haberse burlado del ejército del Dios viviente. El SEÑOR me salvó del león y del oso, y también me salvará de este filisteo. Saúl le dijo a David: —Ve y que el SEÑOR te acompañe.
1º Samuel 17: 10,11; 32-37 PDT
Confianza en sí mismo. Esta actitud era buscada por los expertos de la NASA en los futuros astronautas antes de aprobarlos para futuras misiones.
Nosotros sabemos en Quién hemos creído y sabemos de Quién dependemos, pero si no nos creemos que Dios confía en nosotros y no tenemos confianza en nosotros mismos va a ser muy difícil.
Cuando Moisés les dijo a los doce espías que fueran a reconocer la tierra, diez de ellos volvieron y le informaron que la tierra era próspera, fantástica, pero que estaba habitada por gigantes. Se compararon con ellos y se vieron como langostas y aclararon que así también los veían esas personas.
Si vos creés que tu vida no vale nada o poco, si no podés confiar en lo que Dios hizo y va a hacer en tu vida, es muy probable que lo que sentís de vos mismo, se transfiera a los demás y ellos también te vean como alguien insignificante.
Por eso se agiganta la adversidad en nuestra vida; no porque no seamos capaces de pensar positivamente, sino porque a veces no somos capaces de involucrarnos e incluso de involucrarnos en la obra de Dios. Muchas veces esa falta de confianza en nosotros anula los planes que Dios tiene para tu vida, para mi vida y para el futuro glorioso que Dios ha pensado para vos.
Pastor Hugo Herrera
La historia del muchacho que venció al gigante es muy conocida. Muestra de manera muy gráfica la confianza de David, un pastor de ovejas que fue al campo de batalla a llevar unas viandas a sus hermanos mayores que estaban en el frente. Ahí escuchó la provocación de Goliat, se presentó ante el rey Saúl y se ofreció para matar al filisteo.
Ni los guerreros más experimentados se animaban a enfrentar al extranjero desafiante, pero David sí. Él tenía una confianza plena, era consciente de sus capacidades ya que llevaba años cuidando ovejas y defendiéndolas de animales peligrosos cuando las atacaban. Pero sobre todo confiaba en Dios.
Revestido de esa doble confianza enfrentó a Goliat sin armadura y sin armas, porque él no era un guerrero, era un pastor. Metió la mano en su bolsa, sacó una piedra, la puso en la honda y derribó al fortachón que tenía a todo un pueblo aterrorizado.
El joven pastorcito tenía la firme convicción de que nadie que desafiara a los ejércitos del Dios viviente podría tener la victoria.
La iglesia del Señor enfrenta desafíos que son desproporcionados si ponemos la mirada en nuestros recursos, capacidades y estrategias. Sin embargo, sigue vigente la declaración que hizo el salmista frente al gigante y el ejército enemigo:
Todos los aquí reunidos sabrán que el Señor no salva con espada ni con lanza. Esta batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos.
1º Samuel 17: 47 (DHH)
Mónica Lemos
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