Durante el día, el sol no te quemará; durante la noche, no te dañará la luna. Dios te protegerá y te pondrá a salvo de todos los peligros. Dios te cuidará ahora y siempre por dondequiera que vayas
Salmos 121: 6-8 TLA
El salmista hace referencia en esta frase al cuidado que Dios tuvo del pueblo en el desierto cuando salió de Egipto.
En ningún momento Dios los dejó solos. De día los guiaba mediante una nube en forma de columna, y de noche les alumbraba el camino con una columna de fuego.
Éxodo 13: 21-22 TLA
Dios se manifestó primero a Moisés visiblemente en la zarza con fuego y luego todo el pueblo fue testigo de su manifestación a través de sus cuidados, con las columnas de nube y de fuego. Dios fue un Padre amoroso que custodió a quienes había defendido y salvado de la opresión. Este recuerdo es la base de este salmo. El autor conoce a Dios como protector y defensor.
No hay duda de que al salir de Egipto, familias enteras tenían necesidades demasiado básicas: como sombra de día para que el sol nos los calcinara y luz de noche para defenderse del ataque de animales y del ejército egipcio.
Entonces los israelitas avanzaron en dirección al mar. Mientras tanto, el ángel de Dios, que viajaba al frente de ellos, fue y se colocó atrás, quedando entre ellos y los egipcios. Lo mismo hizo la nube en forma de columna, la cual siguió alumbrando el camino a los israelitas, pero dejó en la oscuridad al ejército egipcio. En toda esa noche los egipcios nunca pudieron alcanzar a los israelitas.
Éxodo 14:19-20 TLA
Después de conocer la historia de sus antepasados y basado en ella, el salmista sabe que puede confiar en Dios.
Recordar su obrar nos sirve para entender cómo el Señor diseña nuestra vida, nos ayuda a andar en su voluntad y a confiar en que nuestro futuro está en sus manos.
Él guarda nuestra salida y nuestra entrada, un verso que podríamos parafrasear de esta manera: “En todo tiempo y camino, desde la salida del sol y hasta que se esconde la luna, el Señor es el centinela que nos protege y cuida completamente nuestro ser, en nuestro presente, y también en nuestro futuro. Él se ocupa personalmente de quienes ama”
En efecto, el escritor del Salmo 121 tenía una confianza absoluta en el cuidado del Creador Omnipotente, quien trata a sus siervos con la ternura de un buen pastor y con la vigilancia de un guardián alerta.
Nosotros contamos con sobradas razones para compartir tal convicción, pues Jehová no cambia, su amor es eterno y sus promesas son SÍ y AMÉN en Cristo Jesús.
Si hoy, cerca de vos, alguien necesita una palabra de consuelo o de esperanza, compartí este salmo. Inspirá a quien se siente inseguro a confiar en el Dios de todos los tiempos y guardador en cualquier circunstancia. Como el salmista… asumí tu rol de “proclamar que sus cuidados son permanentes”
Seamos para quienes nos rodean “nubes que manifiesten el cuidado de Dios”
Vos y yo tenemos la paz interior de conocer en las manos de Quién están nuestros tiempos. Sabemos que el mismo Dios que envió a su Ángel para ir delante del pueblo de Israel es nuestro Papá amoroso.
Desde el principio hasta hoy, desde ahora y para siempre, Dios es nuestro guardador.
Ruth O. Herrera
