Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.
Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.
Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?
1° Reyes 19: 11-13
El ángel dijo: “¿Qué estás haciendo aquí Elías?”. Más tarde Dios mismo le dice: “¿Qué estás haciendo aquí Elías?”. La respuesta del profeta fue una excusa que Dios no aceptó: “estoy acá refugiado en una cueva”, entonces se enfrentó a la demanda de Dios: “sal de la cueva Elías”.
El viento, el terremoto, el fuego fueron las manifestacies de Dios que Elías había experimentado antes, pero era necesario que aprendiera que la ausencia de Dios era solo momentánea.
El silbo apacible rompió con la creencia de que Dios solo se manifiesta de una sola manera, trajo paz a su corazón, y Dios le pudo hablar, porque por primera vez pudo escuchar, después de tanto tiempo no estuvo ausente de Dios.
El Señor quebró el recuerdo de los resultados y éxitos que había tenido en el poder divino, porque quería hacer algo nuevo. Después de esa experiencia Dios le ordenó: “Completa la obra que Yo te mandé que hicieses”.
No sé en qué punto de vida estás. A mí me parece que Dios te está hablando para que te sientas un hombre, una mujer con propósito. No sé cuál es la pregunta de Dios para vos, y no sé cuál es la demanda que Él te hace. Pero lo primero que te dice es que “Él hace todas las cosas nuevas”.
Aunque no puedas visualizar a Dios de la manera en que estás acostumbrado/a, rompé con la creencia de que no hay algo nuevo o que Papá no te incluye en sus proyectos de cambio. Tenés que romper esa conciencia, como Dios rompió en la vida de Elías con la creencia de que Él solo se manifestaba a través de un terremoto.
Dios te busca para que seas parte de la transformación de su iglesia, tenés la promesa y la bendición del cielo. Confesá que sos una persona llamada y enviada. Y si tenés algo que ajustar o cambiar, este es el momento de hablar con Dios y decirle: “Señor aquí estoy dispuesto/a al cambio”.
No desestimes la voz de Dios en este tiempo. Si Dios te trajo una palabra es porque está pensado en vos. Si Dios quiere cambios es porque valés mucho. El Señor tiene que barrer con las creencias que te detienen. Si tu corazón está estéril, tiene que barrer con tus certidumbres. Porque Dios se ha propuesto hacer cosas grandes en tu vida hoy.
Pastor Hugo H. Herrera