Mientras callé, envejecieron mis huesos…
Salmo 32:3 RV1960
El silencio puede ser una herramienta poderosa en nuestras vidas. Puede ser un momento para reflexionar, para escuchar a Dios y para encontrar la paz, para evitar un conflicto… o una muestra de sabiduría. Sin embargo, cuando se utiliza para evitar confrontar nuestros pecados y debilidades ocultando o engañando, puede llevar a la angustia y al sufrimiento.
El Señor tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio, se regocijará por ti con cantos de júbilo.
Sofonías 3:17 LBLA
Dios calla por amor, y su Palabra siempre es oportuna. Vos y yo solemos callarnos por vergüenza, por timidez o por no saber qué decir, y no está mal. Pero en este salmo David hace silencio para no ser descubierto. Hay en esta falta de palabras remordimiento, culpa, y hasta cobardía. David describe cómo su silencio y su negativa a confesar sus pecados lo llevaron a una profunda angustia y sufrimiento.
En tu vida diaria… ¿sos capaz de reconocer tus errores?
Cuando elegimos callar, negar y no confesar nuestras mentiras, engaños, o cualquier actitud que nos pondría en evidencia para evitar consecuencias negativas en nuestra vida, nos distanciamos de los demás y de Papá.
El salmista describe cómo sus huesos «envejecieron» mientras callaba. Esto puede ser una metáfora para explicar la manera en que nuestro silencio puede llevar a la rigidez y a la debilidad en nuestras vidas. Ocultar nos lleva de a poco a la culpa y hasta a la soledad.
El silencio puede ser una herramienta poderosa para escuchar a Dios y para compartir su amor con los demás. Sin embargo, también puede ser una trampa que nos impida expresar nuestras emociones y necesidades. ¿Cómo podemos encontrar un equilibrio saludable entre el silencio y el decir?
La confesión es un paso fundamental para la sanidad y la restauración, para la restauración y la reconciliación. Al confesar nuestros errores, los intencionales o no intencionales, podemos sentir el perdón del Señor. Hacer vívido su amor incondicional.
Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad
1 Juan 1:9 TLA
Hoy es un buen día para reflexionar sobre tus propias experiencias de silencio y de confesión. ¿Hay algo en tu vida que estás callando y que necesita ser confesado? ¿Estás dispuesto a dar el paso de confesar para recibir paz?
El Espíritu Santo te ayuda a reconocer el poder del silencio en tu vida. Te Ayuda a hablar, a decir lo que no dijiste, a confesar y a encontrar una nueva experiencia de libertad
Ruth O. Herrera