Y es que, para avergonzar a los sabios, Dios ha escogido a los que el mundo tiene por tontos; y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a los que el mundo tiene por débiles. Dios ha escogido a la gente despreciada y sin importancia de este mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que son algo. Así nadie podrá presumir delante de Dios.
1° Corintios 1: 27-29 DHH
¿Sentiste alguna vez que no estabas a la altura de la circunstancia? ¿Te sentiste menos o sin demasiado valor? Alguien dijo alguna vez: “Sos la persona adecuada, porque no tenés nada”. El no tener nada y el creer que no podés hacer nada puede ser la clave para que dependas más de Papá.
Quien se siente huérfano tiene que buscar a Papá. Cuando uno siente nada, tiene que buscar el todo, que es el Señor. En un mundo donde el valor de una persona se mide por su éxito, su posición social o su apariencia es fácil perder de vista el valor verdadero que tenemos como hijos de Dios.
Fue así como Dios creó al ser humano tal y como es Dios. Lo creó a su semejanza. Creó al hombre y a la mujer…
Génesis 1:27 TLA
Pero la Biblia nos dice que somos criaturas únicas y valiosas, creadas a imagen de Dios. En el Salmo 8, el rey David se maravilla de la grandeza de Dios y se pregunta:
«¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él? ¿Qué es el hijo del hombre, para que lo cuides?».
La respuesta a esta pregunta se encuentra en el evangelio de Juan 3:16, donde se nos dice que «Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único, para que quien crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna». Esto nos muestra que Dios nos valora tanto que dio a su Hijo único para salvarnos. Dios revaloriza nuestra vida, nos da sentido y propósito hoy, no solo una vida más allá de la vida. Lo que vemos en nuestro propio espejo es muy diferente a lo que ve Papá, porque somos su especial tesoro.
…Ellos serán para mí un tesoro muy especial. Cuando llegue el día en que yo actúe, los perdonaré, como perdona un padre al hijo que le sirve.
Malaquías 3:17 RVC
Muchas veces sucede que nos vemos según la circunstancias o situaciones pasajeras, por eso te recuerdo que Dios da mucha gracia a los humildes y resiste al soberbio. Te recuerdo que son bienaventurados los pobres en espíritu, aquellos que no luchan por sí mismos y en sus propias fuerzas, sino que buscan la presencia de Dios. El Reino de los cielos pertenece a quienes no son autosuficientes.
Aun cuando seas rico deberías hacerte pobre, porque Dios está dispuesto a hacer la obra que un día comenzó. Tu verdadero valor y el mío nos lo dio Dios. La mirada ajena y ni siquiera la propia nos definen absolutamente.
Hoy es un buen día para dar gracias porque en Cristo somos personas únicas y extremadamente valiosas.
Ruth O. Herrera