Oigan esto: Un sembrador salió a sembrar. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino, y llegaron las aves y se la comieron.
El que siembra la semilla representa al que anuncia el mensaje. Hay quienes son como la semilla que cayó en el camino: oyen el mensaje, pero después de oírlo viene Satanás y les quita el mensaje sembrado en su corazón.
Marcos 4: 3-4; 14 RVR60
La parábola del sembrador es muy conocida, Jesús la contó porque en ese tiempo no había máquinas ni tecnología, entonces el agricultor se ponía una alforja que contenía semillas en la cintura y las tiraba donde ya estaban los surcos hechos.
Cuando Jesús compartió este relato los discípulos le dijeron que no entendían a qué se refería, entonces el Señor les explicó este significado: El sembrador es el que anuncia el evangelio, la semilla es su mensaje y los cuatro tipos de tierra representan las diferentes reacciones de las personas que lo reciben.
Yo oro para que el Espíritu Santo nos ayude a discernir qué tipo de tierra somos. Cada día, durante la semana, en distintos momentos, Dios mismo por medio de Su Palabra o a través de distintas personas quiere sembrar su mensaje en nosotros. Él coloca esas semillas en nosotros porque quiere que podamos crecer en Él, tiene cosas nuevas para nuestras vidas, pero es necesario que sigamos siendo receptivos para poder llevar adelante la vida que Él quiere darnos.
Pastor Gabriel Nonini
En los campos de esa época, al borde de cada surco había un suelo duro, y a cada costado pequeños senderos que permitían que las personas pasaran por ellos. Para sembrar se tiraban semillas en cantidad, lo que se conoce como método de siembra “al voleo”, y era inevitablemente que muchas cayeran fuera del surco y quedaban sobre la superficie del sendero. Las personas iban y venían caminando por esos caminos angostos y de tanto pisar esa tierra quedaba endurecida.
Otro de los métodos de siembra muy común era poner una bolsa de semillas sobre un burro y hacer un agujero en un extremo. El animal iba y venía y en ese trajinar, parte de la semilla se caía fuera del surco y las aves se la comían.
Jesús sabía que el interior de una persona se asemeja a la tierra que a veces es árida y otras fértil, y depende de cada uno que dé o no fruto. ¿Alguna vez escuchaste decir a alguien que el evangelio es para las mujeres y para la gente con poca instrucción? Es una frase que puede ser común, y a menudo sucede que compartimos el evangelio con personas que sencillamente se niegan a recibirlo, o con quienes oyen el mensaje, pero son indiferentes, no les interesa porque creen que pueden bastarse a sí mismos como si dentro suyo hubiera una dureza difícil de traspasar.
Vos y yo también podemos tener senderos “duros” en nuestro interior, y aunque seamos cristianos desde hace mucho tiempo, es posible que tengamos algunas áreas que hemos protegido con una coraza invisible pero muy resistente que impide que la semilla de la Palabra pueda atravesarla. Posiblemente hay heridas, dolor, desilusiones o carencias afectivas que hoy ni siquiera recordamos conscientemente, que hacen que nuestra “tierra interior” sea dura. La Palabra llega a nosotros pero no llega a transformarnos porque cae en la periferia donde la rutina, el dolor y debilidades la roban. Suele ser un sendero ya muy transitado, endurecido por experiencias negativas donde la Palabra no hace raíces.
El deseo de nuestro sembrador es que la simiente de la Verdad se establezca como estilo de vida, tal cual una semilla que se mete hasta lo más hondo de la tierra y puede cambiar el paisaje.
La idea de Dios es que su Palabra se grabe en lo profundo de nuestro interior para que pueda hacer la obra de sanidad y restauración que necesitamos y esa semilla siga dando nuevos frutos temporada tras temporada.
Tu pasado no te determina. La promesa de Papá es darte un corazón tierno, sensible a Su voz y así lo declaró al profeta:
Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo.
Ezequiel 26:26 NTV
Dejá que el Espíritu Santo sea quien remueva tu tierra para recibir la semilla diaria…
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