Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana.
Lamentaciones 3: 23 NTV
El amor de Dios nos alcanzó de diferentes maneras y en distintas circunstancias. Cada día hace una obra permanente que nos perfecciona. Su deseo es ser el Señor de nuestras vidas y así enseñarnos a gobernar sobre la tierra y sobre aquellas cosas que parecen ingobernables en el mundo espiritual. El Señor poderoso triunfará por encima de todas aquellas cosas sobre las que aún no tenemos victoria.
Su deseo es bendecirnos para bendecir.
En esta convicción de que te respalda la autoridad del Rey que gobierna sobre todo, te invitamos a que empieces el año declarando Su gobierno sobre tu vida, familia y aquellos desafíos o sueños que tenés que enfrentar en lo personal y como iglesia.
Papá quiere que habites en Su casa… Que sea Él en vos, y así habitar en la bendición y en la esperanza.
Él quiere perfeccionar tu vida para que puedas habitar en su bendición: no solamente saber que hay bendición, no solamente ser de bendición; sino establecerlo como un estilo de vida, algo diario y sobrenatural.
El término “habitar” significa: residir, alojarse, morar, ocupar, y su resultado nos da la identidad de la bendición. Como quien vive en un país y adquiere su idioma, sus costumbres, sus hábitos, y vive con naturalidad la idiosincrasia de ese lugar.
Seamos sabios, no soltemos la bendición de Dios en los buenos tiempos asociando nuestro bienestar solo a nuestro esfuerzo y capacidades. Permanecer, seguir confiando que todo lo que recibimos, tenemos y alcanzamos es por su cuidado y amor.
No vayamos detrás del éxito que opaca la obra de Dios.
Y en lo posible, no descuides la comunión que te sostiene.
El pesimismo, la incertidumbre, los recurrentes pensamientos de desconfianza y las circunstancias complejas hacen de una persona alguien insegura y temerosa. No le permite tener ni “proyecto ni proyección”. No sueltes la mano de Papá.
Habitar en la bendición es descansar en su paz, entregarle cada duda y cada sentimiento de incertidumbre, ejercitarse cada día en su alegría y descubrir en tiempos difíciles su consuelo absoluto.
Vimos también a los gigantes, a los descendientes de Anac. Al lado de ellos nos sentíamos como langostas, y así nos miraban ellos también.
Números 13:33 DHH
Había 12 los jefes de Israel que fueron a explorar la tierra de Canaán y descubrir cuál era la bendición que le esperaba al pueblo, pero de antemano 10 de ellos se negaron a habitar en la tierra de bendición. Sus miradas pesimistas y desconfiadas estuvieron a punto de arrastrar a todo un pueblo a perder la promesa de Dios.
Ellos vivían internamente muy lejos de la Palabra que habían recibido y sobre todo muy lejos de una relación de fe y confianza en su Dios.
El habitar en un lugar nos da identidad, una forma de hablar y hasta de pensar. Por eso en el comienzo de un nuevo año la propuesta que Papá te hace es que “te mudes a su tierra, que habites en la tierra prometida de la bendición”, porque sus bondades nunca se acaban y cada día son nuevas.
Todas las condiciones están dadas, pero… ¿Dónde vas a habitar en este 2023?
Ruth y Hugo Herrera
