La gran noticia

María respondió: —Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí.

Y el ángel la dejó. María visita a Elisabet. Pocos días después, María fue de prisa a la zona montañosa de Judea, al pueblo donde vivía Zacarías. Entró en la casa y saludó a Elisabet. Al escuchar el saludo de María, el bebé de Elisabet saltó en su vientre y Elisabet se llenó del Espíritu Santo. Elisabet dio un grito de alegría y le exclamó a María: —Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y tu hijo es bendito. ¿Por qué tengo este honor, que la madre de mi Señor venga a visitarme? Cuando escuché tu saludo, el bebé saltó de alegría en mi vientre. Eres bendita porque creíste que el Señor haría lo que te dijo.

Lucas 1: 38-44 NTV
(Énfasis del autor)

¡Es tiempo de Buenas Noticias…! Un tiempo especial para que los padres y los hijos, los hermanos, los esposos hablen unos a otros las historias que año tras año se recuerdan en familia. Momentos para compartir historias y navidades familiares.

¿Cuántas leyendas, ficciones  y personajes fueron y son  protagonistas de la Navidad a lo largo de los tiempos?  Películas, canciones, imágenes, pesebres diferentes, ancianos de barba blanca de todos los tamaños y nacionalidades,  innumerables y hasta opuestos. Siempre se recrean las historias, pero… ¿Qué es la Navidad?  ¿Cómo comenzó la verdadera historia? ¿Quién fue su protagonista y quiénes fueron parte de este maravilloso evento?

Cuenta la historia… que… como en los cuentos más fantásticos, seres celestiales se acercaron a los hombres. El cielo y la tierra eran parte del gran escenario y, como siempre sucede en los mejores relatos, hubo una mamá decidida a mostrar su amor.

Real y extraordinario, un acontecimiento asombroso. Sobrenatural porque hasta las estrellas fueron parte de la historia y anunciaban que la promesa del amor más inexplicable se estaba cumpliendo… la promesa del amor de Dios. 

Navidad es nacimiento, es comienzo, es esperanza, es restauración. Pueden escribirse y relatarse cuentos alegres y tristes, relatos melancólicos, tenebrosos, complicados y otros difíciles de contar.  Pero la Navidad es una historia de alegría y esperanza, especial para que los padres les cuenten a los hijos o que en familia invirtamos tiempo en recordar el verdadero argumento de esta historia, que no es un cuento fantasioso o el argumento de una película de temporada. Más allá de los regalos y el arbolito, los fuegos artificiales y los ricos postres, lo mejor que los adultos pueden ofrecerle a los chicos es conocer verdaderamente a Jesús.

Recuerdo que en mi infancia, cada Navidad, papá y mamá invitaban a quienes no tenían con quién celebrar y así experimentábamos el verdadero espíritu de la Navidad. ¡Qué bueno!…Hablar de Jesús y  vivir a Jesús no solo en una fiesta, almuerzo o cena familiar. 

Porque de nada sirve recibir una herencia si el heredero no la disfruta, y así es la Navidad, cobra sentido real cuando la vivimos a pleno, cuando la disfrutamos, cuando nos adueñamos de ese nacimiento y brilla cuando la compartimos con otros. Jesús nació para todos…  la Navidad es para todos. 

Es el tiempo ideal de abrir las puertas de nuestras casas para celebrar al Mesías, para que su mensaje de reconciliación y paz sea transmitido y  disfrutado en familia, entre amigos y con quienes están solos.

 

Ruth O. Herrera