Libertad

Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

Lucas 11.28 

Asociamos la obediencia a una actitud pasiva. Se dice que el soldado, por ejemplo, no piensa, sino que solo obedece. En esta frase se resume la idea autómata de su posición, neutral casi indiferente de quien recibe una orden y acata, sin relacionarse, sin comprometerse, sin poder disfrutar del proceso y la actividad que implica el cumplimiento.

Para nosotros permanecer en el Señor es obedecer como elección diaria, conociendo que no nos llama siervos más sí amigos, sobre todo hijos. 

Permanecer en sus mandamientos es disfrutar de la libertad que Cristo conquistó para nosotros. Es desenmascarar la esclavitud de las cosas que en primera instancia resultan atractivas y solo nos llevan a la muerte. 

Permanecer en obediencia es descubrir la vida abundante que nos permite vivir día a día en plenitud. 

Permanecer en la obediencia nos pone en alerta respecto de hábitos que repetimos simplemente porque se instalaron, se hicieron carne. El Señor nos llama a la aventura de obedecer de manera activa, pensante. A tomar la decisión de animarnos a elegir la vida que los hijos del Rey tienen y disfrutan al haber descubierto que los mandamientos del Padre son convenientes siempre.

Papá nos llama a obedecer en la libertad de elegir

 

Carolina Parisi Centeno