Lo nuevo

Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona.

Hebreos 12: 1-2 DHH

Muchas veces queremos seguir adelante con el peso de nuestras debilidades, amarguras, pensamientos que nos desenfocan y seguimos acariciando la piedra que nos detiene.

Cuenta una vieja y conocida historia que a dos monjes, Tanzan y Ekido, cuando regresaban a su monasterio les agarró una lluvia torrencial. Al cabo de un rato, vieron que una mujer joven, vestida con un precioso kimono de seda, vacilaba en cruzar un pequeño torrente que bajaba de la montaña y había inundado por completo el camino. Tanzan acudió en su ayuda, la cargó en sus brazos, atravesó la corriente y la dejó sana y salva al otro lado del camino. Ekido permaneció en silencio, visiblemente molesto, durante todo el resto del camino. Por fin, cuando ya llegaban a la puerta del monasterio, Ekido soltó con ira toda su queja: Se supone que los monjes no deben tocar a las mujeres, mucho más si son bellas y jóvenes como la que tú cargaste sobre el agua. No sé cómo pudiste cometer una falta tan grave–. Su queja y sus palabras sorprendieron a Tanzan que se había olvidado por completo del incidente. Miró fijamente a los ojos de Ekido y le dijo: –Mira, yo dejé a la mujer allá al otro lado del camino cubierto por el agua. Pero parece que tú todavía la sigues cargando.

También les puso esta comparación: —Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. Si lo hace así, echa a perder el vestido nuevo; además, el pedazo nuevo no quedará bien con el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos, porque el vino nuevo hace que se revienten los cueros, y tanto el vino como los cueros se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos. Y nadie que toma el vino añejo quiere después el nuevo, porque dice: “El añejo es más sabroso.”

Lucas 5: 36-39 DHH

Cada día, tu vida puede renovarse. Dios no quiere poner un vino nuevo en un odre viejo, no… no quiere, Jesús lo dijo, no quiere que remendemos la vida, ni que nosotros pongamos un remiendo nuevo en un vestido viejo ¿por qué? Porque termina rompiéndolo. 

“No te preguntes cómo pasó algo, pregúntate cómo vas a responder, qué vas a hacer con eso que pasó”.               

Harold Kushner

Sos su hijito, su hijita, en el nombre de Jesús, dejá que el Señor te ministre, sos muy importante para Él. Dios conoce tu mente, sabe del corazón nuestro, más allá de lo que nosotros manejamos, y a veces tiene que hacer la obra que nosotros no podemos hacer. Es su Espíritu, no te preocupes… es su Espíritu el que opera y sana. Si Dios está con vos, Dios va a obrar. 

Hay que dejar ir lo viejo… Soltá lo que te ata. No estés pendiente del pasado, el amor de Dios es más fuerte que la debilidad, el pasado y lo que te detenga. Dejá que el Señor obre en tu pasado y presente, para edificar tu futuro.

Papá, gracias porque estás aquí, porque tu presencia es amorosa, tan amorosa que nos envuelves.

 

Ruth O. Herrera