Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve. Gracias a ella, nuestros antepasados fueron reconocidos y aprobados. Por la fe entendemos que Dios creó el universo por medio de su palabra, de modo que lo que ahora vemos fue hecho de lo que no se veía.
Hebreos 11:1-3 RVC
Lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
Es curioso, esa realidad que marca a fuego en esta Escritura el autor de Hebreos es exactamente lo que da sustancia a nuestra fe o fuerza a esa fe. Porque lo que va a suceder en tu vida, lo que vas a ver, está hecho de lo que no se ve.
Jesús nos fue revelado. Cuando recibís a Jesús recibís el conocimiento de Dios, no el conocimiento de la ciencia sino la revelación de que el autor del universo es Dios, y que las cosas que vemos están hechas de lo que no vemos.
Dios creó el universo por Su Palabra. En el principio era La Palabra, el Verbo, y el Verbo era Dios, y esa palabra vino a habitar entre nosotros.
Jesucristo es LA PALABRA, es superior incluso a la Palabra escrita. Al venir Jesús vino La Palabra por la cual fue hecho el universo, entonces cuando tenés a Jesucristo tenés la revelación de Dios.
Lo que ves está hecho de lo que no se ve, lo que Dios crea en tu vida está hecho por su propio Espíritu. Lo que viene, lo que Dios se te va a dar, lo que estás por vivir, lo que va a ser mejor para vos está hecho de lo que no se ve.
Lo misterioso de Dios, lo que no llegamos a comprender, su esencia, es justamente nuestra garantía. Depender de un ser superior y todopoderoso nos debe dar una seguridad mayor.
Dios es perfecto e incontenible.
Su Palabra es permanente y en ella no hay mentira.
Tomá un tiempo para dar gracias a Dios especialmente porque Él, siendo Dios y a pesar de tu pequeñez, te llamó de las tinieblas a la luz admirable y hace en tu vida “todas las cosas nuevas”.
Pastores Hugo y Ruth Herrera