Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor.
Colosenses 3: 23-24
Si lucho por ser verdaderamente un servidor, una servidora de Cristo no me comparo ni mido mi servicio con los demás. Sin competencia ni soberbia, pero tampoco con falsa humidad o sintiéndome incapaz.
Jesús reunió a sus doce discípulos, y les dio poder para sanar enfermedades y autoridad sobre todos los demonios. Luego los envió a anunciar las buenas noticias del reino de Dios y a sanar a los enfermos.
Lucas 9: 1-2 TLA
Este desafío sí que fue bueno, reproducir los milagros de Jesús era lo más. Implicaba mostrar autoridad, ¿y a quién no le gusta esto?
Así que, con el respaldo del Maestro y el poder del Espíritu Santo, vivieron experiencias tremendas.
No pasó mucho cuando el Señor les enseñó a miles de personas durante horas, y los discípulos le sugirieron que deje ir a la multitud porque tenían hambre. La respuesta de Jesús no le pareció muy oportuna.
Cuando ya empezaba a oscurecer, los doce apóstoles fueron a decirle a Jesús: —Envía a esta gente a los pueblos y caseríos cercanos, a buscar un lugar donde puedan comprar comida y pasar la noche. ¡Aquí no hay nada! Jesús les dijo: —Denles ustedes de comer.
Lucas 9: 12-13 TLA
Señor, nosotros estamos para otros ministerios, buscar, hacer o repartir comida es para discípulos novatos, y nosotros provocamos que veas a satanás caer del cielo.
Pero ahora debían aprender que para servir al Maestro ninguna tarea es menor. Eran miles de hombres, mujeres y niños que ahora eran responsabilidad de los discípulos. Al menos tenían que intentar encontrar una solución.
Ningún servicio o tarea es menospreciable. Desde limpiar los baños hasta cerrar las puertas, todo lo que hagas en y por el nombre de Jesús tiene un valor eterno.
Cada mañana que se abren las puertas de nuestro comedor, como los domingos en los cultos, en cada red dando la Palabra o acomodando sillas: todo es una tarea que desata bendición.
Jesús nos dio ejemplo de servicio, y nada debe distraernos de hacer y cumplir nuestro rol para Dios y no para los hombres.
Solo por amor a Papá hasta la tarea más sencilla o rústica le da gloria e impacta en las personas que necesitan Su amor.
Ruth O. Herrera