Escucha, Israel, pueblo de Jacob, mi siervo, a quien yo he elegido, pueblo descendiente de mi amigo Abraham…
Isaías 41: 8 DHH
Leyendo la vida de Abraham descubro que fue alguien que llegó a conocer a Dios como su amigo.
Desde el comienzo supo distinguir su voz, le creyó, y se jugó el todo por el todo al salir a un viaje sin rumbo ni garantías más que creerle a Él.
Un hombre de carácter decidido, familiero y hospedador. Capaz de defender a su sobrino en una batalla nada fácil.
En aquel tiempo, Abram el hebreo vivía junto al bosque de un hombre llamado Mamré. Este hombre era amorreo, y tenía dos hermanos, Escol y Aner. Los tres eran amigos de Abram. Cuando uno de los que habían escapado de la batalla vino y le contó a Abram que a su sobrino se lo habían llevado prisionero, Abram juntó a todos sus sirvientes capaces de luchar. Eran trescientos dieciocho hombres, y con ellos persiguió a los cuatro reyes hasta Dan. Al caer la noche, Abram dividió a sus hombres y atacó por sorpresa a los cuatro reyes. Los derrotó y los persiguió hasta Hobá, ciudad que está al norte de Damasco. Así liberó a Lot, a las mujeres y a su gente, y recuperó todas las riquezas y pertenencias de su sobrino.
Génesis 14: 13-16 TLA
Este pasaje relata toda una hazaña… pero de todas las aventuras y situaciones que vivió Abraham sin duda la más impactante es su decisión de obedecer a Dios cuando le pidió a su hijo para el sacrificio. Seguramente, como yo, escuchaste y leíste artículos, sermones y opiniones acerca del significado de ese relato, pero hoy quisiera resaltar esa faceta que marcó cada hecho en su vida… ser amigo de Dios.
Cuando Abram tenía noventa y nueve años, Dios se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios todopoderoso. Obedéceme siempre y pórtate con honradez. Voy a hacer un pacto contigo: voy a hacer que tengas muchos, muchos descendientes». Al oír esto, Abram se inclinó en señal de respeto.
Génesis 17: 1-3 TLA
Creerle y obedecer a Dios, arriesgarse, equivocarse y reconocerlo, son las características que muestran que este hombre eligió la soberanía del Creador y así llego a ser su amigo.
Esa relación de fe y amistad concuerda con su antepasado Noé quien fundó una familia basada en la obediencia a Dios.
Abramnació en Ur, ciudad de Caldea. Al parecer vivió entre los años 2000 y 1500 a.C. Hijo de Tare, descendiente de Sem quien era hijo de Noé. Su línea genealógica me ayuda a creer que la amistad con Dios se enseña, transmite y proyecta de generación en generación y aunque cada persona tiene una relación personal y única con su Creador, el ser amigo de Él siempre deja huella y semilla fértil en quienes nos heredan.
Abraham fue, en medio de una cultura absolutamente pagana y contraria a Dios, fiel a Su voz y dependiente a pesar de su entorno. El Señor fue amigo de Abraham y se mantuvo fiel a esa amistad basada en la obediencia.
Sus charlas y diálogos nos ayudan a visualizar cómo el Dios de la creación podía “llegar a un acuerdo” y estar dispuesto a escuchar la opinión de su amigo…
Después los visitantes se pusieron de pie y empezaron a caminar hacia la ciudad de Sodoma. Abraham los acompañó para despedirse de ellos. Entonces el Señor pensó: «Debo decirle a Abraham lo que voy a hacer, ya que él va a ser el padre de una nación grande y fuerte. Le he prometido bendecir por medio de él a todas las naciones del mundo.
Génesis 18: 16-18 DHH
Toda la vida de este patriarca, sus aventuras y desventuras detallan la amistad de un hombre con Dios, que inspira y provoca a renovar nuestra relación, dependencia, fe y amistad con Papá. Hoy vos y yo tenemos una gran ventaja… el testimonio de Jesús y muchas nuevas razones para vivir en cercanía y amor. Conocemos y experimentamos por el Espíritu Santo una relación de empatía que cada día nos habilita a ser “amigo… amiga de Dios”.
Ruth O. Herrera
