Mi buen pastor

 El Señor es mi pastor; nada me falta. En verdes praderas me hace descansar, a las aguas tranquilas me conduce, me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos, haciendo honor a su nombre. Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo; tu vara y tu bastón me inspiran confianza. Me has preparado un banquete ante los ojos de mis enemigos; has vertido perfume en mi cabeza, y has llenado mi copa a rebosar. Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días, y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré.

Salmo 23. Versión “Dios Habla Hoy”

Al leer el conocido y tan hermoso salmo 23, intenté escribirlo con mis propias palabras, y me di cuenta de que al leer la Biblia no siempre hago míos los dichos del autor y pierdo parte de lo que Dios quiere que experimente en su revelación. Así que hice el ejercicio de escribirlo con mis propias palabras, y cuando lo escribí como una experiencia personal, con cada frase del salmo pude vivenciar más profundamente sus frases y declaraciones.

Este salmo fue escrito por un pastor de ovejas, alguien que sabía de la fragilidad de sus animales y estaba capacitado para llevarlas a los lugares donde encontraran el mejor pasto, atento a que ninguna se descarríe, listo para defenderlas de otros animales carnívoros. Alguien paciente para esperar que todo el rebaño se alimente y astuto para prevenir cualquier otro peligro que se pudiera presentar. En invierno, los pastores tienen que mover a las ovejas de la montaña a los valles; y es un tiempo sumamente peligroso. Una oveja puede dar un mal paso y puede caer al precipicio o ser arrasada por inundaciones repentinas. 

David identifica a Dios como su pastor basado en su propia experiencia y así describe su cercana compañía. Admite entre líneas sus sentimientos y debilidades, y narra como quien se siente vulnerable y frágil. Se ubica en el lugar de una oveja dependiente de su amo. Él conoce lo suficiente a estos animales como para sentirse identificado con ellos en su relación con el Señor. En no muchas palabras se declara dependiente, necesitado, incapaz de vivir alejado de su Dios. En solo una frase se ve claramente el sentir de este hombre… “Dios es mi todo”.

 El Señor es mi pastor; nada me falta.

Salmo 23: 1 DHH

En mi propia versión hoy puedo escribir:

“Mi Dios es mi todo, mi seguridad, quien me cuida y está atento a mí, con Él nada puede faltarme…”

Te propongo leer este salmo en más de una versión y hacer el ejercicio de, cada día de esta semana, escribir o al menos pensar tu propia versión. Terminar este 2024 y comenzar el 2025 reconociendo con tus palabras a tu Buen Pastor.

¿Te animás a escribir nuevamente el salmo 23?

Hoy… ¿Cómo sería el primer versículo?

 

Ruth O. Herrera