Mirando al futuro

Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles;  porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.  Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.

Hechos 18: 9-11 RVR1960

(Énfasis del autor)

En estos tiempos se habla mucho de los mentores y de dejar un legado a la siguiente generación. Sin embargo se vive en un presente tan vertiginoso que muchas veces resulta difícil llevarlo a la práctica con el acompañamiento día a día, una persona a la vez.

Es que hoy se le da tanta importancia a lo masivo e inmediato, que dedicarnos a esta labor puede parecernos desalentador porque necesariamente implica un proceso. Demanda tiempo.

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

Proverbios 22:6 RVR 1960

Tal vez no puedas guiar a alguien que apenas conocés, pero si podés hacerlo en tu propia familia. Si vamos a dejar un legado, una herencia para las generaciones siguientes, la construiremos sobre lo que estamos haciendo ahora.

El futuro de la iglesia del Señor será efectivo y producirá transformaciones sociales y aun políticas si podemos ayudar a los que vienen a ser una influencia transformadora. Lo que conocemos desde siempre como la consigna que dejó Jesús de ser “sal y luz” del mundo.

Otra figura que Cristo utilizó para ilustrar los cambios que producen sus hijos cuando viven de acuerdo con su gobierno es el de la levadura.

¿Te acordás?

Jesús también uso la siguiente ilustración: “El reino de los cielos es como la levadura que utilizó una mujer para hacer pan. Aunque puso solo una pequeña porción de levadura en tres medidas de harina, la levadura impregnó toda la masa”.

San Mateo 13: 13 NTV

Cuando el individualismo, la corrupción, el desinterés por el prójimo, el afán de fama y la riqueza imperan hay valores que debemos recuperar como comunidad en el nombre del Señor.

El cuerpo de Cristo tiene el poder del Espíritu Santo para hacerlos realidad. A veces pretendemos grandes transformaciones, pero tal vez no  surjan en lo inmediato. La influencia más poderosa se transfiere de vida a vida.

Los hijos de Dios podemos hacer de este mundo un lugar diferente, podemos recuperar los valores del Reino que se han debilitado  o incluso perdido. Aun es tiempo oportuno para imprimir la identidad del Rey en nuestras acciones cotidianas.

Esas acciones que en un principio parecen insignificantes, como la pequeña porción de levadura, pero que luego pueden desarrollarse hasta impregnar toda la sociedad.

Martin Luther King dijo: “Da tu primer paso con fe. No tienes por qué ver toda la escalera. Basta con que subas el primer peldaño”.

 

Mónica Lemos