Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo.
Hebreos 1: 1-2 NTV
Dios es el creador, por su voz todo fue creado y su deseo de comunión y comunicación es permanente. Aún hoy su voz se deja oír de diferentes formas esperando la respuesta de hombres y mujeres que generalmente lo ignoran.
Vos y yo podemos decir con certeza que en una o más oportunidades identificamos su voz hablándonos personalmente…
¡Qué bueno será que nuestra expectativa para el 2023 sea volver a escuchar su voz, descubrir su Palabra viva y personal!
Me da mucha paz saber que Jesús es la Palabra hecha carne y que cada vez que hablaba, lo hacía en estrecha comunión con Papá; y al leer los evangelios Su Palabra es personal y directa para mí.
El Espíritu del Señor Soberano está sobre mí, porque el Señor me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para consolar a los de corazón quebrantado y a proclamar que los cautivos serán liberados y que los prisioneros serán puestos en libertad. Él me ha enviado para anunciar a los que se lamentan que ha llegado el tiempo del favor del Señor junto con el día de la ira de Dios contra sus enemigos.
Isaías 61: 1-2 NTV
Toda la descripción del profeta Isaías sobre la persona de Jesucristo anuncia la llegada a la tierra de quien dio marco a la voz del Padre y reprodujo su voluntad perfecta: El completo poder manifiesto en la persona de Jesucristo viniendo como Salvador.
¡Qué bueno es que Dios se tradujo a sí mismo a través de la persona de Jesucristo haciéndose semejante a nosotros! De esta manera nos habló y lo sigue haciendo.
Dios nos habló en el antiguo tiempo por los profetas, pero hoy podemos glorificar a Cristo que está entre nosotros y se manifiesta por el Espíritu Santo en toda su plenitud.
¡Oigo la voz de mi amado! ¡Ya lo veo venir! Viene saltando por las colinas, viene brincando por las montañas. Mi amado es como un cabrito. ¡Allí está, tras el muro! ¡Se asoma por las ventanas, me espía por las rejas! Mi amado me dijo: «Acompáñame, amada mía; ¡ven conmigo, bella mujer! El invierno ya se ha ido; las lluvias han terminado. Ya hay flores en los campos; ha llegado el tiempo de cantar. ¡El arrullo de las tórtolas se escucha en nuestra tierra! En las higueras hay higos, y las flores de las viñas esparcen suave aroma.
Cantares 2: 8-10 TLA
Esta poesía es real para vos y para mí: El Señor nos llama, nos invita y nos da promesas de esperanza. Como sus hijos, representando a la esposa del amado estamos en condiciones de intimar día a día, escuchar y saborear sus palabras.
El amado, el Rey de reyes, el que nos guarda y nos habla día a día, quiere que escuchemos sus palabras.
Jesús tiene un lenguaje único de amor y pasión, Él te escucha y reconoce tu voz… ¿Vos reconocés la suya?
Esta semana comenzá el año pensando y buscando reconocer la voz de Jesús a tu alrededor, en La Palabra, la adoración, las conversaciones sabias. Él quiere volver a refrescarte la esencia de su identidad, que reconozcas su carácter y así descubrir un poco más a quien al hablar te dio nueva vida.
Revalorizá ese inmenso amor que un día se hizo carne y habitó entre nosotros.
Te propongo que tengas todos los días un tiempo especial de gratitud y adoración por Su fidelidad y Su amor que no cesa en querer expresarse, comunicarse, darnos Palabra día a día.
Ruth O. Herrera
