Pero Dios es muy compasivo, y su amor por nosotros es inmenso. Por eso, aunque estábamos muertos por culpa de nuestros pecados, él nos dio vida al resucitar a Cristo. Nos hemos salvado gracias al amor de Dios. Dios, al resucitar a Jesucristo, nos resucitó y nos dio un lugar en el cielo, junto a él. Hizo esto para mostrar, en el futuro, la bondad y el gran amor con que nos amó por medio de Jesucristo. Ustedes han sido salvados porque aceptaron el amor de Dios. Ninguno de ustedes se ganó la salvación, sino que Dios se la regaló. La salvación de ustedes no es el resultado de sus propios esfuerzos. Por eso nadie puede sentirse orgulloso. Nosotros somos creación de Dios. Por nuestra unión con Jesucristo, nos creó para que vivamos haciendo el bien, lo cual Dios ya había planeado desde antes.
Efesios 2: 4 – 10 TLA
(Énfasis del autor)
No aceleremos los procesos que no deben ser acelerados. En el Espíritu es así: Hay que pasar tiempo con Dios para alcanzar una vida plena.
Cuando lo hacés, comienzan a descubrirse ante tus ojos cosas nuevas y vas desarrollando una fe en la que sólo dependés de Él.
La fe y la salvación son don de Dios, regalos de un Padre amoroso. La salvación es sólo por Gracia mediante la fe.
No es tuyo. No es por obras para que nadie se enorgullezca.
Cuando Pablo escribe a los gálatas, dice que el fruto del Espíritu es paz, paciencia, benignidad, dominio propio, amor, templanza, y fe, es por eso que cuando vas al encuentro con Dios debes tener conciencia de que tu fe la produce Dios.
Como alguna vez mencionamos, la fe nos es fuerza para creer y no le es dada a unos más y a otros menos.
La fe es el resultado del encuentro y la intimidad con Dios.
En el encuentro, Él puede hacer nacer la fe que no tenés, desarrollar la convicción incipiente que está como un niño en tu interior.
Quizás al leer estos devocionales pienses que este es un tema trillado, sabido y que ya experimentaste, tal vez es lo que sabés y enseñás, pero sin lugar a duda todos debemos volver una y otra vez a Su Presencia y ser renovados, constituirnos en buscadores permanentes para que Dios mismo profundice nuestra fe.
Cuando Jesús les dio a sus amigos la enseñanza que cambiaría sus vidas para siempre les dijo que para ser sus discípulos debían permanecer.
Lo gratuito tiene una condición, y es ser leales a Jesús, mantener una cercanía real y constante. Ya no ser lejanos, sino cercanos; no ser siervos, pero sí amigos.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Juan 15:2 RV
Más allá de nuestra fuerza por creer o percibir su presencia, es por su fidelidad que se alimenta y desarrolla nuestra fe.
“Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Filipenses 2:13
Si hoy sentís que te falta fe, que estas inmóvil y seco, que tu relación con el Padre está dañada… Papá te espera.
Aunque no digas nada, Él te sigue esperando para que tu fe siga el proceso de maduración y crecimiento.
Y lo mejor de todo, la buena noticia, es que no es por nuestras fuerzas, sino por Su voluntad.
Ruth O. Herrera
