Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran, y se les concederá. En esto es glorificado mi Padre: en que lleven mucho fruto, y sean así mis discípulos. Así como el Padre me ha amado, así también yo los he amado a ustedes; permanezcan en mi amor. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor; así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
San Juan 15.7 al 10
El consejo que Jesús nos da de permanecer unidos a Él tiene consecuencias directas respecto de nuestra identidad, de nuestra relación con Cristo, de la relación que tenemos con nuestros hermanos, de nuestra idea de reino.
Durante esta semana vamos a intentar disparar algunas ideas que nos lleven a encontrarnos con la Vid Verdadera.
Es interesante pensar en lo anterior, y en la decisión de permanecer que tiene que ver con una elección.
¿Dónde voy a permanecer?
Aún más profundo… ¿en quién voy a permanecer? Estas preguntas nos enfrentan y nos confronta con una tercera pregunta: ¿Conocemos a Cristo? Y si querés hacerla más personal… ¿sé quién es Cristo? ¿quién es para mí?
De diferentes formas podemos responder a esta pregunta, usando conocimientos que incluso nuestra cultura nos proporciona y ni hablar de herramientas tecnológicas que podrían realizar un listado descriptivo de Jesús, el Cristo. Sin embargo, todo eso no alcanza para examinar en lo profundo del corazón.
Ya sea que hayas escuchado acerca de Jesús por años o sea ésta la primera vez que te encontrás con la posibilidad de leer acerca de Él; conversa íntimamente y pedile que se te revele Su persona. Que puedas percibir lo inmenso y cercano. El abrazo incondicional.
Entonces poder leer lo que sigue como la primera vez:
“Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna”
Juan 3: 16 PDT
Nuestra oración es que puedas tomar la decisión de permanecer con la convicción que no hay mejor lugar donde estar que en Cristo Jesús.
Carolina Parisi Centeno