Pablo y sus compañeros intentaron anunciar el mensaje de Dios en la provincia de Asia, pero el Espíritu Santo no se lo permitió. Entonces viajaron por la región de Frigia y Galacia…
Al caer la noche, Pablo tuvo allí una visión. Vio a un hombre de la región de Macedonia, que le rogaba: «¡Por favor, venga usted a Macedonia y ayúdenos!» Cuando Pablo vio eso, todos nos preparamos de inmediato para viajar a la región de Macedonia. Estábamos seguros de que Dios nos ordenaba ir a ese lugar, para anunciar las buenas noticias a la gente que allí vivía.
Hechos 16: 6a, 9-10 TLA
Algo que es sumamente claro es que Pablo fundó la iglesia de Filipos en absoluta obediencia al Señor. “ …Pablo tuvo allí una visión…”. Esta frase es clave para entender que solo por sumisión, y dejando de lado sus propias ideas o intenciones, Pablo llegó hasta Filipos. Lucas, en el libro de Los Hechos, relata de primera mano los comienzos, en los que el plan de Dios involucraba, no solo a estos hombres, sino a quienes “de antemano Dios había predestinado”.
Entre las que nos oían estaba una mujer llamada Lidia, que vendía telas de púrpura en la ciudad de Tiatira. Lidia adoraba a Dios, y el Señor tocó su corazón para que diera cabida a lo que Pablo decía.
Hechos 16:14 RVC
Lidia, el carcelero y la muchacha con espíritu de adivinación fueron algunos de los primeros cristianos en Filipos.
En cuanto Pablo y Silas salieron de la cárcel, se fueron a la casa de Lidia. Allí vieron a los miembros de la iglesia y los animaron a seguir confiando en Jesús. Luego, Pablo y Silas se fueron de la ciudad.
Hechos 16:40 TLA
(Énfasis del autor)
Lidia era una mujer de la alta sociedad, con buen pasar económico, medios y alguien clave en la comunidad, por lo que fue de gran ayuda al iniciar aquella congregación. El Espíritu Santo, a través del mensaje de Pablo, cambió su vida y la de toda su familia. Creyeron y fueron bautizados, y Lidia fue movida a la acción.: “Si ustedes consideran que soy fiel seguidora del Señor, vengan a quedarse en mi casa». Y nos convenció.
Era obvio que el apóstol Pablo estaba lleno del Espíritu, y que Lucas tenía la edad y el llamado para realizar la tarea encomendada por Dios. Pero fue Lidia quien los convenció para que aquella obra sea más efectiva, dándoles hospedaje. Dispuso, junto a su familia, todas sus posesiones a favor del ministerio de Pablo. Valoró y potenció aquella visita como algo clave, no solo para sí misma, sino también para su ciudad. Descubrió, vio de antemano, se involucró y fue parte. Su amor a Dios se hizo visible. Y Pablo y Silas supieron aprovechar esa oportunidad, y aceptar la ayuda.
Muchas otras personas conocieron al apóstol y fueron impactadas por Dios, pero no a todas se las puede considerar “impulsores del evangelio”. Esta es una de las razones por la que la carta a los filipenses es una epístola llena de amor y gratitud. Gente como Lidia son muchas veces la clave para que el evangelio impacte a personas, familias y ciudades. Gente sencilla de corazón, pero decididas a involucrarse y comprometerse.
¿Estás dispuesta/o a ser alguien clave apoyando a nuestra iglesia en este tiempo nuevo y especial?
Ruth O. Herrera
