Sucedió que hubo hambre en la tierra, además de la que hubo en los días de Abrahán. Así que Isaac se fue a vivir en Gerar, con Abimelec, rey de los filisteos. Y el Señor se le apareció y le dijo: «No vayas a Egipto. Quédate a vivir en la tierra que yo te diré. Habita como extranjero en esta tierra, y yo estaré contigo y te bendeciré. A ti y a tu descendencia les daré todas estas tierras, y así confirmaré el juramento que le hice a Abrahán, tu padre.
Génesis 26:1-3 RVC
Isaac nació debido a una promesa que Dios le hizo a su padre Abraham en su vejez. Como su padre, también vivió algunos tiempos difíciles… como dice la canción “la historia vuelve a repetirse”…
Aparentemente el hijo de la promesa fue agricultor y ganadero. Y Dios lo prosperó tanto que despertó la envidia de los filisteos. Ellos taparon y rellenaron con tierra todos los pozos que los criados de Abraham habían abierto, y por si esto fuera poco, el rey lo echó porque era más poderoso que los lugareños. Isaac se fue y volvió a abrir los pozos de su padre y les dio los mismos nombres que el patriarca les había dado. De alguna manera estaba recuperando su herencia…
Isaac se fue de Guerar, pero se quedó a vivir en el valle. Cuando Abraham aún vivía, había mandado abrir unos pozos allí, pero después de su muerte los filisteos los habían vuelto a tapar. Isaac volvió a abrirlos y les puso los mismos nombres que les había puesto su padre Un día, los sirvientes de Isaac estaban abriendo un pozo en el valle y descubrieron un manantial. Pero los pastores de Guerar se pelearon con los pastores de Isaac, pues decían que esa agua les pertenecía. Por eso Isaac llamó a ese pozo «Pelea». Hicieron otro pozo, pero también pelearon por él, por lo que Isaac le puso por nombre «Pleito». Luego se alejó de allí y volvió a abrir otro pozo, y ya nadie peleó. Entonces lo llamó «Libertad», pues dijo: «Al fin Dios nos ha dado libertad para prosperar en este lugar».
Génesis 26:17-22 TLA
De pronto llegó el momento en que comenzó a abrir sus propios pozos. En dos ocasiones tuvo oposición porque los pastores de Gerar se pelearon con los de Isaac. Los nombres de los pozos son significativos. Y el último de los pozos mencionados fue para él la señal de que Dios los haría fructificar.
El tema de los pozos de agua en los tiempos bíblicos es fascinante y obviamente no soy una conocedora del sistema de vida de la época bíblica. Lo que sí entiendo es que estos hombres necesitaban agua para ellos, sus sembrados y su ganado y tenían que obtenerla cavando pozos. Un trabajo muy agotador porque solo contaban con sus fuerzas para hacerlo. En ese tiempo no había máquinas que excavaran la tierra y menos a semejante profundidad.
¿Qué enseñanzas podemos extraer de esta historia que a algunos puede parecerle muy lejana? En primer lugar que hemos recibido recursos materiales o espirituales de nuestros padres, de aquellos que nos antecedieron. Muchos de ellos han sido cerrados y tapados por nuestros enemigos. Es nuestra tarea redescubrirlos y asignarles “el mismo nombre” valorarlos, recuperarlos o incorporarlos en el caso de que los hayamos pasado por alto.
Pero llega un momento en que tenemos que abrir nuestros propios pozos. Esos que solo llegan a partir de la búsqueda personal. Desde el momento en que comencemos vamos a recibir oposición, tal vez envidia, peleas, desencuentros… a veces lo más sabio que podemos hacer es retirarnos y no darle lugar al enemigo.
Tal vez estás atravesando un tiempo de crisis y a eso se le suma la injusticia, las promesas incumplidas o el desinterés humano. Te sentís en tierra extraña y tus enemigos aparentemente lograron sacarte del medio. Están determinados a desgastarte para poder quedarse con lo que Papá te prometió y no esperes que lo reconozcan o que desistan. Solo mantenete enfocado. En algún momento será notorio para ellos que el Señor está con vos y sos bendecido. Ese mismo día recibirás la noticia “hemos hallado agua”.
Mónica Lemos
