Cursivas tomadas del sermón del 22 de marzo, 2015
“A veces parece que no hemos tomado nota de que algo debemos perseguir en la vida.
Si yo te pregunto ¿qué perseguís? Tenés deseos de alcanzar una profesión, ¿cuál es tu meta? los que están estudiando medicina, recibirse y ser médico y tratar las necesidades físicas de las personas… ¿Qué persigue un abogado cuando termina su carrera?, yo diría que el lema más extraordinario sería servir a las personas que viven en injusticia y hacer que esa justicia a través de su profesión sea ejercida. ¿Qué persigue, por ejemplo, un futbolista? Bueno, ser una estrella, ser famoso, ganar mucho dinero y después de eso ¿Qué persigue? se quedan con una carrera corta”.
Las personas a través del tiempo persiguen diferentes objetivos que van de acuerdo a la sociedad y el momento histórico en el que les toca vivir. En la actualidad por ejemplo se persigue, se busca con afán la felicidad entendida como resultado de la acumulación de bienes o el consumo compulsivo de cosas, la autorrealización, el placer inmediato, la gratificación, la juventud permanente, esto lleva a una carrera desenfrenada por lograr tener lo último en tecnología, el cuerpo mejor modelado, el rostro eternamente joven, la fama instantánea y tantas otras cosas que vemos todos los días. Y, como el ideal es siempre inalcanzable, deja personas vacías, insatisfechas y con una profunda necesidad espiritual que se busca llenar con distintas propuestas, a veces contradictorias y antagónicas entre sí. Esto es una gran oportunidad para la iglesia de Jesucristo, si trabajamos nuestro interior delante de Su Presencia para que él traiga luz sobre lo que nos distrae de perseguir diariamente aquello para lo cual nos llamó.
“Vivimos en una sociedad fuertemente influyente para nuestras vidas, aun como cristianos, tanto que todas aquellas cosas que han sido concebidas como vocación a veces han quedado de lado, y han empañado la obra del Señor en nosotros.
Podemos enumerar muchos ejemplos diferentes. Pero más allá de todo esto, nosotros podemos ser profesionales o no, ser un obrero, un ama de casa, un ciudadano común, sencillo, humilde, un taxista, un colectivero, un chofer, un radio operador, podemos tener diferentes profesiones, pero en definitiva, aquellos que hemos conocido a Jesucristo tenemos en realidad una vocación vital en nuestras vidas”.
La experiencia del apóstol Pablo:
Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida, por amor de Cristo. Y a decir verdad, incluso estimo todo como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por su amor lo he perdido todo, y lo veo como basura, para ganar a Cristo y ser hallado en él, no por tener mi propia justicia, que viene por la ley, sino por tener la justicia que es de Dios y que viene por la fe, la fe en Cristo; a fin de conocer a Cristo y el poder de su resurrección, y de participar de sus padecimientos, para llegar a ser semejante a él en su muerte, si es que de alguna manera llego a la resurrección de entre los muertos. No es que ya lo haya alcanzado, ni que ya sea perfecto, sino que sigo adelante, por ver si logro alcanzar aquello para lo cual fui también alcanzado por Cristo Jesús
Filipenses3:7-12
El Apóstol Pablo tenía un linaje impecable, conducta religiosa impecable, reconocimiento, formación académica, inteligencia, conocimientos, nada le faltaba… aparentemente… hasta que se encontró con Cristo y descubrió que todo aquello a lo que había apostado su vida ahora carecía de sentido, toda su vida se reorientó, ahora solo perseguía una cosa… por eso pudo decir “todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida, por amor de Cristo”.
En este mañana te invitamos a que elijas un lugar tranquilo, tomes un tiempo de oración y con la ayuda del Espíritu respondas:
¿Qué persigo realmente en la vida? ¿Hacia dónde están orientados mis esfuerzos, mi tiempo, mis capacidades?
Tal vez necesites recordar aquel encuentro con Jesús que transformó y revolucionó tu vida y puedas actualizarlo para que Él reoriente prioridades, deseos y objetivos de acuerdo a esa “vocación vital” que recibiste cuando te entregaste a Él. ¡Cristo desea llevarte a un nuevo tiempo!