Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
Santiago 1:17 (RVR60)
El Diccionario de la Lengua Española define dádiva como la acción de dar gratuitamente. Otras versiones del texto bíblico traducen esta expresión de la siguientes maneras: “todo beneficio; todo lo bueno que hemos recibido”. Es decir, la idea que Santiago quiere comunicar es que todo aquello que es bueno, que nos bendice, que nos beneficia viene de parte de Dios y que, además, podemos tener la seguridad de que nuestro Papá es digno de confianza porque su ánimo no es variable; sus ideas no cambian con el tiempo ni dependen de ningún mérito que hagamos nosotros.
¡Sin duda alguna esto debería darnos seguridad! Pero no siempre podemos experimentar esa serena certidumbre de saber que aunque todo resulte cambiante y, a veces, ambiguo, Él permanece inmutable.
En tiempos de cambios sumamente vertiginosos es muy difícil encontrar estabilidad.
Hasta hace unas décadas, las variaciones se producían a un ritmo mucho más lento. En la familia, por ejemplo, había roles socialmente establecidos y aceptados por la mayoría: se sabía qué comportamiento esperar de un esposo o de una esposa; los padres transmitían enseñanzas y valores que habían recibido de generaciones anteriores; la autoridad parental no estaba en discusión; la educación de los hijos se daba fundamentalmente en el hogar.
De pronto, casi sin que nos diéramos cuenta, llegaron los cambios: los valores establecidos empezaron a cuestionarse; los roles masculinos y femeninos se fueron desdibujando; la centralidad de la familia como fuente de formación se desplazó hacia los líderes de opinión (expertos en determinados temas) y en la actualidad nos encontramos en “arenas movedizas” aparentemente sin recursos para hacer pie. Todo se pone en duda, hay verdades para todos los gustos y los valores pueden acomodarse de acuerdo con la situación.
Ahora bien, como hijos de Dios tenemos un fundamento sólido e inamovible. No es una causa ni es una doctrina, sino una persona: Cristo.
Retomando la idea de Santiago, la perfecta dádiva de Dios (el mejor regalo) que se extiende hacia nosotros es su Hijo. Como dijo el apóstol Pablo
…la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Romanos 6:23b (RVC)
Si buscás vida y sentido fuera del Señor, te vas a frustrar. Si creés en promesas humanas, te vas a decepcionar. Elegí volver a depositar tu fe en Jesús. Él no cambia. Nunca, jamás.
Jesucristo nunca cambia: es el mismo ayer, hoy y siempre.
Hebreos 13:8 (TLA)
Mónica Lemos