Responder o reaccionar

Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo: —¿Dónde estás?

Génesis 3:9 (NVI)

Vivimos en una sociedad enferma de las emociones, yo soy de otra época y no sé si es válido lo que digo porque no es que sea anti tecnología, pero yo le recomendaría a mucha gente que tenga menos contacto con las pantallas y más contacto con los libros.

Las personas hoy, grandes y chicos buscan sensaciones que les permitan una gratificación instantánea. De hecho, se activan un montón de cosas en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo porque vivimos de sensaciones, pero cuando no hay un sentido para la vida, cuando yo me levanto y no sé para qué vivo y lo único que hago es reaccionar a los estímulos y a las sensaciones me meto en un mundo que, por un lado, me permite huir de la realidad, pero por otro lado me envuelve y me ata.

Hay muchísimas adicciones, por sobre todas las cosas hay adicción al ciberespacio porque hemos perdido el sentido de la vida y muchas veces no tenemos un propósito claro para el cual vivir.

Pastor Hugo Herrera

Las causas por las cuales la gente en la actualidad ocupa gran parte de su tiempo en el ciberespacio son muchas y muy variadas, el tema aún sigue siendo objeto de estudio y no hay conclusiones únicas al respecto. Lo fugaz, lo virtual genera ilusión de realidad sin la desventaja que significa enfrentarse a todos los obstáculos que la realidad presenta.

La tecnología es una herramienta, no es ni buena ni mala, sus resultados dependen del uso que nosotros hagamos de ella. La tecnología no nos relaciona ni nos comunica, solamente nos conecta.

Dios, por el contrario, siempre quiso tener una relación de cercanía con nosotros. Esto lo podemos ver con claridad ya en el jardín del Edén, llamó al hombre y le hizo una pregunta. Él no esperaba que Adán reaccionara, sino que respondiera. El deseo del Creador era, es y seguirá siendo, establecer un vínculo con su criatura. 

Los vínculos necesitan tiempo y espacio deliberado para desarrollarse y crecer.

El Señor se toma tiempo para relacionarse con vos y conmigo, aunque Sus planes son perfectos y ya han sido diseñados desde siempre no nos obliga a responder en el momento, ni nos estimula artificialmente para que reaccionemos. Él nos espera, y esa espera no anula su plan. Sus tiempos son diferentes a los nuestros.

Hay tiempos de incertidumbre y de falta de respuestas, pero es en ese tiempo donde pueden gestarse de parte de Dios, en lo oculto, en lo secreto, promesas, proyectos y planes que Él dará a luz en nosotros en el tiempo oportuno, tal como sucedió con Elizabet…

Cuando a Elizabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo.

San Lucas 1:57 (RVR60)

Su proceso de espera abarcó muchos años, pero, cuando el tiempo se cumplió, incluso contra todo pronóstico biológico, dio a luz un hijo.  Dios en su cercanía y voluntad le dio descendencia a quien era conocida como la que no podía concebir.

Mónica Lemos