Josué, por su parte, le dijo a todo el pueblo: «¡Prepárense para presentarse ante Dios! Mañana Dios hará un gran milagro entre nosotros».
«Dios nos ha prometido que a medida que avancemos, él irá desalojando a todos los habitantes de Canaán. Ustedes verán que el Dios vivo nos acompaña, cuando el cofre del pacto del dueño de toda la tierra cruce el Jordán delante de ustedes. Cuando los sacerdotes que llevan el cofre toquen el agua con la planta de sus pies, el río Jordán dejará de correr, y el agua se acumulará como formando una gran pared. Además, Dios ha ordenado que escojamos a doce hombres, uno de cada tribu de Israel».
Josué 3: 5, 10-13 TLA
La condición para que este milagro sucediera, que el río se abra en dos como camino seco, era que cada persona del pueblo se santificara y se preparara para recibir el milagro.
Porque sin estar dispuestos a reconocer a Dios como el soberano, no se está listo para descubrir, recibir y aceptar sus milagros.
Era necesario dejar atrás lo impuro, los falsos altares y la idolatría para ser capaces de realmente ver el milagro consumado al momento en que el arca, en manos de los levitas, tocara el agua. Estos versículos forman un paréntesis en el relato central y dejan en claro la importancia del milagro que está próximo a ocurrir. Hacía décadas atrás la primera generación que salió de Egipto había visto un milagro igual y, como si hubiera que unir la historia y sanar los años de rebeldía, otra vez el caudal de agua se abriría en dos.
En el mar rojo el liderazgo de Moisés fue absoluto, ahora se abría otro camino que confirmaba el liderazgo de Josué y así la historia confirmaba que el plan de Dios siempre estuvo intacto.
Ver esta relación y similitud en la historia del pueblo hebreo me inspira a mirar hacia atrás en mi historia para identificar los milagros que Dios fue haciendo en mi vida y a mi alrededor. Aun en tiempos de distracción o en problemas, el hilo conductor de mi vida siempre estuvo diseñado y sostenido por Papá.
Los buenos tiempos y los malos están entrelazados y casi puedo decir que dependen unos de otros.
Nadie es siempre feliz, y nadie está en permanente crisis, porque si bien Dios parece hacer silencio, nunca deja obrar.
Dios le dijo a Josué: «Lo que voy a hacer hoy convencerá a todo el pueblo de Israel de que estoy contigo como estuve con Moisés, y te reconocerán como líder. Diles a los sacerdotes que llevan el cofre del pacto que, cuando lleguen al río, entren al agua y se queden cerca de la orilla». Entonces Josué le pidió al pueblo que se acercara y le dijo: «Dios nos ha prometido que a medida que avancemos, él irá desalojando a todos los habitantes de Canaán.Ustedes verán que el Dios vivo nos acompaña, cuando el cofre del pacto del dueño de toda la tierra cruce el Jordán delante de ustedes.
Josué 3: 7-11 TLA
A los tiempos de su manifestación visible a la salida de Egipto les habían seguido la distracción y rebeldía del pueblo. Durante los cuarenta años de viaje ellos tuvieron una y otra vez que ser llamados por Dios a volver a ver su divina Presencia. A vos y a mí, de la misma manera en este tiempo, Papá quiere llamar nuestra atención más allá de las circunstancias y complicaciones que enfrentamos para que descubramos y disfrutemos los milagros diarios que nunca dejan de suceder.
Sería muy inspirador que hoy antes de que el día termine puedas enumerar los milagros que hasta hoy viviste por Su Gracia y fidelidad.
Ruth O. Herrera