Su deseo

Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es solo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!) Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús. De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús.
Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.
Efesios 2: 4-8 NTV
(Énfasis del autor)

No aceleremos los procesos que no deben ser acelerados. En el espíritu es así, hay que tomar tiempo con Dios, y cuando tomás tiempo con Dios, cada día es especial porque su Presencia es manifiesta. Al fluir en la obra del Espíritu, tu vida no es chata y rutinaria porque vivís en la dinámica del Reino.
Cuando tomás tiempo con Dios, cada día tiene una expectativa nueva y se manifiesta la Gracia que depende exclusivamente de Él.

La fe y la salvación son dones de Dios, regalos, no es algo tuyo ni mío. Somos salvos por Gracia, por medio de la fe.

“La fe es un regalo de Dios”. Cuando Pablo escribe a los gálatas, dice que el fruto del Espíritu es gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, dominio propio, amor, mansedumbre, y fe. Es por eso que cuando vas al encuentro con Dios debes tener conciencia de que tu fe la produce Dios.
La fe no es fuerza para creer, no les es dada a unos en mayor medida que a otros.

La fe es una posibilidad que surge del encuentro y la intimidad con Dios.

En ese encuentro e intimidad, Dios puede hacer nacer la fe que no tenés. A solas con Papá una fe que es incipiente puede desarrollarse.

Trillado, sabido, experimentado. Esto es lo que sabemos y enseñamos, pero sin lugar a duda, debemos volver una y otra vez a Su Presencia y ser alimentados y renovados, constituirnos en “buscadores permanentes” para que Dios mismo alimente nuestra fe.

Cuando Jesús les dio a sus amigos la clave para ser sus “discípulos” les dijo claramente que “debían permanecer”.

Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.
Juan 15:5 NVI

Más allá de nuestra fuerza para creer o percibir su presencia, es por Su fidelidad que se alimenta y desarrolla nuestra fe.

“Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Filipenses 2:13 RV1960

Si hoy sentís que te falta fe, que estas inmóvil y seco, Papá te espera, aunque no digas nada, aun si te quedás en silencio Él puede manifestarse porque ese es Su deseo

Jesús le contestó:—Si alguien me ama, también me obedece. Dios mi Padre lo amará, y vendremos a vivir con él.
Juan 14: 23 TLA
(Énfasis del autor)

Dios te sigue esperando para que tu fe permanezca en el proceso de maduración y crecimiento. Y lo mejor de todo… la buena noticia es que no es por tus fuerzas, sino por Su voluntad.

Ruth O. Herrera