El Señor le dio otro mensaje a Jeremías: «Baja al taller del alfarero y allí te hablaré». Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno; pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo.
Jeremías 18: 2-4 NTV
(Énfasis del autor)
Los cambios que Dios nos propone pueden ser condundentes. Cuando tenemos todo bajo control, llegamos a lugares o metas que nos llevaron mucho tiempo y justo cuando está todo “en orden”, Papá tiene una idea diferente. El alfarero del relato invirtió tiempo en su obra y cuando no cumplió sus espectativas no desechó el barro sino que volvió a empezar.
Los cambios requieren un acto de valentía. A veces nos encontramos atrapados en rutinas, comportamientos o patrones que sabemos que no son los mejores para nosotros ni para los que nos rodean, pero no podemos vencer; es cuando “el alfarero” nos pide un giro rotundo. Deshacer para hacer de nuevo. La vida nos propone cambios constantes, y la Palabra nos incita a cambiar y renovarnos.
No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar.
Romanos 12: 2 NTV
(Énfasis del autor)
El verdadero cambio comienza en nuestra mente. El apóstol Pablo nos enseña a no conformarnos a los patrones de este mundo, sino a permitir que nuestra mente sea renovada por la Palabra de Dios. Esto significa que debemos abandonar, renunciar, dejar pensamientos, creencias y actitudes que nos detienen, y no podemos reemplazarlos con Su perspectiva. La vida no es lineal. No es perfecta. Pero nuestro Señor nos sigue perfeccionando aun en los momentos más complicados.
El alfarero, una y otra vez, construye y reconstruye con el mismo barro una pieza formidable, y dedica tiempo para provocar cambios. De manera similar, nuestra mente necesita ser actualizada constantemente con la verdad de Dios para vivir de acuerdo con Su voluntad. Y al cambiar la pieza lo hace totalmente, no cambia solo su base.
Si te rompiste, aun estando entre sus dedos, aunque tu nombre está esculpido en sus manos, su amor te reconstruye una y otra y otra vez. Si no te animás o dudás de seguir detalladamente lo que Dios te pide vas a vivir en tu propia fuerza.
Ahora dice el Señor a su pueblo: «Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado.
Yo voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la tierra estéril.
Isaías 43:18-19 DHH
Ruth O. Herrera