¡Jesús… el mejor!

«Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en favor de Dios y de los hombres.»

Lucas 2:52

Hoy vamos a descubrir por qué Jesús fue un súper hijo.

Imaginen a Jesús como un superhéroe, pero no con capa y antifaz, ¡sino con amor y bondad! Jesús fue un niño como vos y aunque no volaba por los cielos ni usaba súper fuerza, tenía poderes especiales que lo amaban y cuidaban todo el tiempo.

La Biblia dice: “Entonces Jesús volvió con sus padres a Nazaret, y los obedecía en todo”.

Por eso Jesús siempre obedecía a María y José, su mamá y su papá. Seguro les ayudaba en la casa y aprendía de ellos. ¡Imaginate qué divertido sería ayudar a su papá carpintero a construir mesas y sillas con Jesús!

La Biblia también dice que cuando era grande… Entonces tuvo compasión de ellos y sanó a todos los que estaban enfermos.

De grande ayudaba y sanaba a mucha gente, por eso creo que desde chico ayudaba a sus amigos si sentían tristes. Y cuando fue grande amaba a todos los niños y los invitaba a ser sus amigos.

¿Te acordás que Él dijo?… Dejen a todos los niños que se acerquen a mí

Jesús no solo jugaba y hablaba con los niños, sino que también ayudaba a sus familias. ¡Hizo milagros increíbles como dar de comer a miles con solo unos pocos panes y peces a muchísimos padres, madres, abuelos, tíos y todas sus familias! ¡Eso sí que es ayudar!

¡Imaginate tener a Jesús como compañero de juegos!

Lo que aprendemos desde chicos la forma en que nos portamos con nuestra familia y amigos se va a reflejar al ser grandes.

Ayudar y ser obedientes ahora forma nuestro carácter como fue con Jesús.

Jesús, siendo el hijo de Dios, también es nuestro hermano mayor. Nos enseña cómo amar a Dios y a los demás. ¡Y lo mejor es que siempre está cerca para escucharnos y ayudarnos!

¡Wow! ¿Ven por qué Jesús fue un súper hijo bueno? No necesitaba una capa brillante porque su forma de ser venía del amor que compartía con todos. Así que, la próxima vez que se sientan un poco tristes o necesiten un amigo acordate de Jesús y cuánto te ama.

Hoy podemos terminar orando juntos:

Querido Jesús, gracias por ser nuestro súper amigo bueno. Ayúdanos a aprender y amar a los demás como lo haces vos. Amén.