La vida llena de colores

Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna. 

Juan 3:16 TLA

Imagínate tener que escapar de una gran tormenta y te subís a un árbol para cubrirte, o te quedas varado/a en medio del océano sin combustible en la lancha, seguro te da miedito… Y si no hay quien te ayude no sabés como resolverlo y volver a la orilla. Pero de repente visualizas una luz, primero chiquitas y de a poco va creciendo. Te das cuenta que son personas que pueden salvarte, y comenzas a gritar y lloras de la alegría porque tenés esperanza.

Esas personas te escuchan se acercan a vos. Si estás en un árbol te ayudan a bajar, y si estas en la lancha te suben a su barco. Y vos te sentís feliz. 

En el devocional anterior hablamos de la desobediencia, que es un pecado, que nos hace sentir que tristes y avergonzados… nos incomoda y nos pone mal.

Pero… ¡BASTA DE PENSAR ASÍ!

Dios con su gran amor tuvo un gran y maravilloso plan, enviar a Su Hijo para ayudarnos y enseñarnos a portarnos mejor y así ser más felices.

Como esa luz pequeña que parece al principio y luego va creciendo y se hace re grande, se llama Jesús. 

No hace falta que empieces a gritar, ni sacudir tus manos como llamando a Jesús. Tampoco levantar una bandera para que vea que vos lo estas llamando. Jesús siempre te cuida, siempre te ve.

Jesús te va a escuchar, te va a ver, y a invitar a subir a su barco, te va abrazar tan fuerte que ya no vas a sentir miedo ni tristeza.

Vas a tener nuevas esperanzas, vas a disfrutar de las bendiciones que te da Jesús, o sea, todo lo lindo que disfrutas cada día.

Es decir que vas a ver la vida con todos sus colores. 

No te sientas excluido. Te recuerdo que nuestra esperanza es Jesús, acércate que el vino a ayudarnos a ser mejores cada día, a traernos verdadera luz, a mostrarnos el buen camino, a enseñarnos la verdad de la Biblia. Él vino a hacernos bien. 

Seguí siendo parte de esta gran familia, la familia de Dios. Y si aun no lo sos, hoy toma la decisión de ser uno más, ¡Dale súmate! Decile a Jesús que sea tu amigo.