Lo mejor para mi

“Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien. Todo me está permitido, pero no dejare que nada me domine” 1° de Corintios 6-12

¿Las reglas?… son para romperlas me decía una amiga de colegio.

Mi mamá siempre nos hacía cumplir las reglas a mí y mis hermanos, pero yo le hice caso a mi amiga y rompí algunas de esas “aburridas reglas”.

Te cuento que no me fue muy bien que digamos, de hecho …me fue remal. En mi desobediencia no entregue un trabajo práctico en fecha, no estudie para un examen, me quedé más tiempo del que correspondía en el recreo y sí, obviamente eso me trajo problemas en el colegio y en mi casa.

Ahora, yo podía romper las reglas, pero no sabía que todo tiene su consecuencia.

En el colegio siempre tuve muy buenas notas y un buen concepto hasta el día que desobedecí, y mi mamá se puso triste cuando lo supo.

Estaba muy molesta con mi amiga que me dio ese “buen consejo”, al menos ¡es lo que yo creía!

Las consecuencias fueron mis malas notas, el mal concepto con mis maestras, y encima en casa no pude ver televisión, ni jugar con la play por 2 semanas.

Lo primero que pensé fue: ¡Que injusta es la vida, todo cayó sobre mí!

Hoy después de bastante tiempo todavía me acuerdo de una de las cosas que me dijo mi mamá: “Si vos sabes hacer las cosas bien ¿por qué te comportaste así?” Estaba super avergonzada, ¿viste cuando no te da ni para mirar a los ojos a los demás? …así estaba.

Y sí, me hice cargo.

Primero: hice lo que dice la biblia; “obedecer a tus padres”.

Segundo: aprendí a escuchar a mis verdaderos amigos, pero siempre hacer lo que es mejor.

Tercero: hacerme cargo de mis acciones.

Entonces, si sabemos escuchar los buenos consejos y lo ponemos en práctica vamos a aprender a obedecer las reglas que están diseñadas para que vivamos mejor. Te comparto algunas de mis reglas favoritas: orar antes de salir de casa, dar gracias por los alimentos, respetar a los demás, en especial a los de nuestra casa, y… la lista es larga y confieso que antes me parecían como aburridas todas.

Leyendo lo que escribió el apóstol Pablo descubrí que podríamos no orar, no respetar a otros, pero eso ¿me va hacer bien a mí? ¿cuáles son las consecuencias que voy a tener? Entonces ¿siempre puedo hacer lo que quiero? SI, pero no todo me va a dar felicidad.

Y pensándolo bien ¿qué quiere Jesús para vos y para mí? ¡si! lo mejor, por eso quiere que vivamos en amor, felicidad y mucha paz.

Recuerdo que ese día leí Proverbios 3 y quisiera compartirlo con todos. Búscalo en tu Biblia. Me gusta mucho como empieza:  “Hijo mío ………..”