Lo que decimos es muy importante

En un campo había seis ranas, ellas querían llegar a una laguna que estaba del otro lado, ninguna de ellas se dio cuenta que había un pozo muy profundo, dos de ellas cayeron en ese pozo. Las cuatro ranas evaluaron la situación y por temor a caer no pudieron hacer nada, y comenzaron a gritarles a las dos ranas caidas que el pozo era muy profundo y no intenten saltar porque se agotarían y morirían.

Una de ellas salto con desesperación mientras escuchaba a sus amigas gritarle que moriría. Fue tanta su desesperación y miedo que murió.

 

En cambio, la otra rana saltaba más tranquila, las ranas que estaban arriba cada vez gritaban más y más que no salte, que se quede en el fondo del pozo.

 

La ranita salto y salto y uno de los saltos logro salir. Cuando salió escribió en el piso a sus amigas: “Gracias a todas por el aliento, sin ustedes no hubiese logrado salir”

 

Ninguna de las cuatro ranas que habían gritado tanto entendía lo que había escrito hasta que se dieron cuenta que ella era sorda.

 

Cuando leí esta fábula pensé: ¡Qué poder tan importante tienen las palabras!

Lo que le decimos al otro en el momento en que esta triste o le preocupa algo es súper importante. Entonces me hice estas preguntas:

¿Cómo darle aliento a un amigo?

¿Y cómo puedo enriquecer mi vocabulario y forma de hablar?

Justo leyendo la Biblia encontré un versículo que dice: “De la abundancia del corazón hablan los labios”… y quiere decir: “Lo que pienso, escucho, leo y aprendo es lo que voy a decir primero”

O sea, si digo malas palabras, escucho y veo en la tele o las redes cosas que no están buenas al final las voy a repetir sin darme cuenta y sin pensarlo.

Así que debemos estar muy atentos y evitar consumir lo que sabemos que nos es bueno y así cuidar como les hablamos a los que tenemos a nuestro alrededor.

Es por eso que Jesús siempre nos hablo y enseño con tanto amor, tanta dulzura y mucha, mucha paciencia.

Siempre nos alentó y nos dice que podemos, que lo vamos a lograr, que somos únicos, especiales, que somos importantes para Él y algo que nunca debes olvidar, que Jesús vino al mundo por vos.

¡Sí… por vos porque quiere que seas un triunfador/a, un vencedor/a.