Pascuas, la historia

No está aquí, sino que ha resucitado

Mateo 28.6 (DHH)

¿Qué decimos cuando nos decimos “FELICES PASCUAS”?

Muchas personas no saben cual es el verdadero significado de la Pascua.

Hace más de 3500 años, eso es mucho mucho tiempo, los judíos, un pueblo que vivía en la esclavitud comenzó a caminar hacia la libertad. Esto significa Pascua: PASO.

Ellos pasaron de la esclavitud en Egipto a s  er libres. Para recordar este paso tan importante la Pascua se convirtió en una fiesta judía que recuerda el sufrimiento de su pueblo y celebra su libertad cada año.

Hoy nosotros recordamos en esta fecha también un gran PASO:  el de la muerte a la vida.

Jesús, el hijo de Dios, fue crucificado y ahí en esa cruz quedaron todas las cosas que nos hacen esclavos, como mentir, hablar mal de otras personas, insultar. Todo esto es muy feo, pero, ¡hay una excelente noticia! En esta fecha celebramos también que Jesús resucitó. Sí! es el paso a la vida lo que estamos festejando. Es nuestro paso a la libertad, ahora somos libres para elegir hacer cosas buenas por otras personas, poder decir si algo no me gusta con respeto, somos libres para amar.

Cuando Jesús resucitó ganó para todos nosotros la vida eterna. La Biblia nos cuenta que los que creemos en Jesús tenemos la oportunidad de ser libres y elegir y que vamos a vivir por siempre con Jesús.

¿Por qué Jesús dejo que lo pongan en una cruz si eso duele? ¿Por qué Jesús quiere vivir conmigo para siempre? ¿Por qué comparte esta fiesta?

PORQUE JESUS TE AMA. Para Jesús sos importante, tenés mucho valor. Jesús quiere que vivas libre y para siempre.

La Pascua es entonces una fiesta en la que celebramos el amor, la decisión de amar, la alegría de saber que soy amado, amada y de que nada podrá separarme de ese amor.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir,

Ni lo alto, ni lo profundo, ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Romanos 8.38 y 39 (RVC)

 

Ahora sí, ¡felices Pascuas!