Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.
Hebreos 11:1 DHH
El domingo, al salir de la iglesia, Sofía vio un cartel que tenia escrito un versículo de la Biblia, estaba en la puerta, y ella no lo entendió porque era largo y complicado. Cuando se fue a su casa sólo se acordaba de una parte, pero aun así le preguntó a su papá de qué se trataba. Sofía repetía: “FE: La certeza de lo que no se ve”.
—¿Me podés explicar de qué se trata eso, papi? —insistía.
Justo en ese momento, el colectivo que los llevaba a casa pasó por ahí. Lo pararon y, cuando se sentaron, Sofía se durmió muy rápidamente. Pero, apenas su papá la despertó para bajarse, volvió a la carga con su pregunta, aunque ya solo recordaba “FE”.
El rato que Sofía se durmió en el colectivo le dio tiempo a su papá de pensar en un ejemplo para responderle, y le dijo:
—Sofi, cuando estábamos parados en la esquina de la iglesia y viste que venía el colectivo que nos lleva a casa, lo reconociste y me gritaste: “¡Pa, ahí viene el cole!” Y juntos nos subimos. Ni bien subiste, cerraste los ojos y te dormiste. No tuviste que guiar al chofer; vos ya sabías que él sabía por dónde tenía que ir. Vos solo sabías que querías llegar a casa. No viste el recorrido, solo sabías y estabas segura de que este colectivo te llevaba; no necesitaste ver todo el recorrido.
La Fe en Jesús es algo muy parecido a eso. A través de la Biblia, podemos conocer y saber lo que Jesús puede hacer. Podemos pedirle en oración y tener la seguridad de que, aun sin verlo, Él escuchó nuestra oración y nos dará respuesta.
Cada vez que oramos y hablamos con Jesús, hacemos uso de la FE. Cuando esperamos que Él responda nuestras oraciones, hacemos uso de la Fe. Y lo hacemos con una certeza que no se ve.