Querido jovencito, acepta mis enseñanzas; valora mis mandamientos. Así llegarás a entender lo que es obedecer a Dios y conocerlo de verdad.

Proverbios 2:1 y 5 TLA

Hay un personaje en mi Biblia, si ya se, me vas a decir que “en tu Biblia también está”. Entonces voy a empezar nuevamente…

Hay un personaje en nuestras Biblias que siempre que leo de él mi cabeza va a mil. Ese personaje es el apóstol Pablo, ¿Te acordás?, el que se cayó del caballo.

Pablo se llamaba Saulo, pero Dios le cambió el nombre. Era un hombre que conocía mucho las escrituras, que eran unos rollos de cuero donde estaba escrita la historia del pueblo hebreo… porque obvio todavía no existía la Biblia.

Él era muy estudioso e importante, había escuchado hablar de Jesús pero no creía que era el Hijo de Dios ni en lo que había enseñado. Así que se enojó mucho con la gente que creía en Jesús… tanto tanto que empezó a perseguir a todos los que predicaban el evangelio de Jesús.

¿Te imaginas vivir en esa época? Los cristianos debían esconderse para adorar y bendecir a Dios.. ¡Re triste!

Hoy nosotros vamos a la iglesia, en colectivo, en bici, en auto con total libertad y podemos encontrarnos en las clases con nuestros amigos, los maestros, jugar y adorar y bendecir a Jesús.

Este Saulo hizo muchas cosas muy feas con los hombres y mujeres que anunciaban y enseñaban lo que Jesús les dijo.

Pero a pesar de que era un hombre tan malo, Dios lo perdonó y en un abrir y cerrar de ojos ese Saulo orgulloso, poderoso, imponente se convirtió en un hombre muy bueno y dependiente solo de Jesús.

¡Y esto es lo que me vuela la cabeza…! Cómo el poder y el amor de Jesús transforma la vida del ser humano, a Él no le importa quien fuiste, le importa lo que podés ser, no te juzga si te portás mal o te mandas muchas macanas porque quiere ayudarte y bendecirte.

El Espíritu Santo es quien transformo la vida de Pablo. Ese Espíritu Santo esta vigente hoy para transformar nuestras vidas, a veces los cambios pueden provocar miedo, pero te recuerdo que Jesús jamás nos deja solos, confía en su poder y aférrate a su amor.

Pablo nunca dejo de pedir perdón por sus acciones, ni tampoco dejo de anunciar el evangelio.

Hoy vivimos en un país libre, donde podemos hablar de Jesús en la escuela, plazas, el trabajo, el supermercado, donde estés y se presente la oportunidad.

Sería muy bueno que tus amigos y compañeros del cole sepan que amas a Jesús y les cuetes que a ellos también los ama. Y además el espíritu Santo te va a ayudar para que te animes a hacerlo. Mirá que no sos el único, somos muchos y seremos más lo que queremos hablar de Jesús.

Te invito a que la leas en familia la historia de Saulo/Pablo en Hechos 9.

Animate a este nuevo tiempo vos también sos parte.