En la Biblia siempre leemos acerca del gran amor que tuvo Jesús por sus amigos. Sus enseñanzas a través de las parábolas e historias eran re emocionantes. Como la historia del buen samaritano.
Jesús enseñaba todo el tiempo, y todas las personas que lo seguían en especial sus amigos, los discípulos, aprendían un montón de Él.
También tenía muchas cosas muy importantes para hacer, pero siempre apartaba un tiempo para estar con todos sus amigos.
¿Te acordás de los tres hermanos … María, Marta y Lázaro? ¡Cómo le gustaba a Jesús estar con ellos! Cada vez que leo o me acuerdo de ellos me imagino la emoción que tenían los días que recibían a Jesús.
Era siempre una sorpresa, ellos sabían todo el trabajo que tenía Jesús, sanado a los enfermos, consolando a los tristes, enseñando, buscando a nuevos seguidores. Por eso estos amigos se sorprendían cuando veían al mejor de los amigos que estaba a punto de entrar a su casa.
Para Jesús todo era importante incluso los amigos, y nos enseña a hacer lo mismo. Por eso debemos reconocer a nuestros amigos, compartir juegos, historias, canciones, merienda, y lo mejor… una pijamada.
Hagamos como hizo Jesús, que apartaba tiempo para disfrutar.
Así es como se pueden hacer nuevos amigos. Eso no es un tiempo perdido, todo lo contrario. Vas construyendo una buena amistad junto con Jesús, y te aseguro que tus amigos también siempre van a estar atentos a vos y vos atentos a ellos.
Quizás, a tus de la iglesia solo los ves los domingos en las clases bíblicas y no se pueden ver por la distancia o las actividades que tienen cada uno, pero una video llamada, una charla de WhatsApp está buenísimo.
Me parece que Jesús tenia mas tarea que vos y yo, y así todo aparto un tiempo para ir a la casa de sus amigos.
La unión de amistad, esperanza y fe de creer en el mismo Dios se hace irrompible.
Te propongo que escribas en una hoja el nombre de tus amigos y aquellos que aun no lo son y te gustaría que lo fueran. Pedile a alguien de tu familia que te ayude a orar por ellos.