«Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.»
Lucas 1:46-47

Imaginá que alguien te da una gran noticia, como que vas a recibir un regalo muy especial o que vas a ver a alguien que amás mucho. ¿Cómo te sentirías? ¡Seguro estarías feliz, emocionado y lleno de alegría! Algo así les pasó a José y María cuando supieron que Jesús iba a nacer.

María estaba tranquila en su casa cuando, de repente, un ángel llamado Gabriel apareció y le dio una noticia increíble: ¡ella iba a ser la mamá de Jesús, el Hijo de Dios! Al principio, María se asustó porque no entendía cómo sería posible, pero el ángel le dijo: «No tengas miedo, María. Dios está contigo.» (Lucas 1:30).

Aunque la noticia era sorprendente, María decidió confiar en Dios y dijo que sí a un desafío increíble. Aceptó el plan y respondió: «Que se cumpla todo tal como me has dicho.» (Lucas 1:38).

José también se sintió confundido al principio, pero un ángel le explicó en un sueño que este bebé sería el Salvador del mundo. Con fe, José aceptó cuidar a María y a Jesús, creyendo que los planes de Dios son siempre perfectos.

Ambos estaban muy felices y emocionados. Más tarde, María fue a visitar a su prima Isabel, y juntas alabaron a Dios con mucha alegría. María estaba llena de gozo porque sabía que Jesús traería esperanza y amor al mundo.

¿Sabías que, igual que María, Dios también tiene un plan especial para vos? Aunque a veces no entendamos todo lo que pasa, podemos confiar en que Dios siempre quiere lo mejor para nuestras vidas. Todo lo que Él prepara para vos y para mí tiene un propósito: que seamos felices y que llevemos alegría a los demás.

Te hago una pregunta… ¿Cómo podés mostrar tu confianza en Dios en situaciones que te sacan de tu zona de confort?