El desayuno está listo

Después de esto, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos, a orillas del Lago de Tiberias. Sucedió de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que llamaban el Gemelo, Natanael, que era de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos de Jesús. Simón Pedro les dijo: —Voy a pescar.

Ellos contestaron: —Nosotros también vamos contigo. Fueron, pues, y subieron a una barca; pero aquella noche no pescaron nada. 

Cuando comenzaba a amanecer, Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él.  Jesús les preguntó: —Muchachos, ¿no tienen pescado? Ellos le contestaron: —No.

Jesús les dijo: —Echen la red a la derecha de la barca, y pescarán.

Así lo hicieron, y después no podían sacar la red por los muchos pescados que tenía.Entonces el discípulo a quien Jesús quería mucho, le dijo a Pedro: —¡Es el Señor!  Apenas oyó Simón Pedro que era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron a la playa con la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban a cien metros escasos de la orilla. Al bajar a tierra, encontraron un fuego encendido, con un pescado encima, y pan. 

Jesús les dijo: —Traigan algunos pescados de los que acaban de sacar. Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la playa la red llena de grandes pescados, ciento cincuenta y tres; y aunque eran tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: —Vengan a desayunarse.

Juan 21: 1-10 DHH

Me gusta mucho el aroma a café al levantarme… es como una invitación a comenzar el día de manera prometedora. O mejor… cuando mi esposo me trae el desayuno antes de levantarme y me pregunta… ¿está bien así? Porque es un mimo que me pone de buen humor.

Imagino a los discípulos, otra vez los encuentra el día sin éxito en su trabajo llegando a la orilla después de otra noche frustrante, realmente una mala noche. Pero fue justo cuando encontraron un desayuno inesperado preparado por manos increíbles. Como un canto de esperanza, una promesa de buen día, un amanecer inolvidable.

Estaban transitando días difíciles y la vez extraordinarios, después de tres años de transformación compartidos con el Maestro llegó la muerte y la resurrección, de verlo todos los días a verlo sorpresivamente.

Lo peor de lo cotidiano, una mala pesca, una noche con olor a fracaso… ¡Los planes cambiaron en un desayuno! “Vengan a desayunar, cociné para ustedes…” “Pedro, ¿me amas?”

No hay duda que Jesús los sorprendió esa mañana, y ellos se dejaron sorprender. Después de tres años el mismo milagro en la playa, pero ahora sabían quién era Jesús…  “lo reconocieron y fueron corriendo hasta donde estaba” porque que la frustración de una jornada, la rotura de una vida no es para siempre.

Para ellos pescar era la rutina, pero para Jesús era la posibilidad del milagro y el encuentro.

No puedo dejar de pensar que el Getsamaní, el Gólgota, la negación, la tumba, la tristeza… toda la crisis se transformó en aquel desayuno. La promesa: “me van a volver a ver” completa en un hecho absolutamente familiar: “vengan a desayunar”.  

¿No te parece un acto de tremenda ternura e intimidad?

La realeza del milagro unida a la simpleza de unas brazas, la realidad de cada día envuelta en amistad eterna.

La sensación de la ausencia de Dios no es para siempre, es solo temporaria.

Como pasa muchas veces en tu vida y en la mía, hay momentos de bajón, hay momentos de vacío, hay momentos en que la fe declina, pero Jesús se encarga de nosotros y con esta historia nos recuerda que pudo barrer la culpa, la soledad, el fracaso y toda situación que opaca nuestra vida.

Cada mañana un desayuno… cada noche una cena, siempre Jesús tiene brazas encendidas para vos, aunque no tengas ningún pez. Aunque hayas vuelto a las redes, aunque estén vacías, aunque la noche oscura se repita no dejes de creer que Jesús está en la orilla.

No sé dónde, ni cuando, ni quien leerá realmente este devocional, pero con cada palabra que escribo le pido a mi Señor, al Rey de reyes que el Espíritu Santo te ayude a descubrir cada mañana el desayuno que ya está preparado.

Ruth O. Herrera

Leave a Reply

Your email address will not be published.