Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el que la cuida. Él corta todas mis ramas que no dan fruto. Poda y limpia cada rama que da fruto para que así produzca más. Mi mensaje ya los ha limpiado a ustedes. Permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. Ninguna rama puede dar fruto si está sola, sino que tiene que estar unida a la vid. Igual sucede con ustedes, no pueden dar fruto si no se quedan en mí. Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí, y yo en él, producirá mucho fruto, pues separados de mí, ustedes no pueden hacer nada.
San Juan 15: 1-5 PDT
(Énfasis del autor)
Hay una tercera etapa en la que el crecimiento espiritual se debe traducir en un evangelio práctico que se refleja en lo social. La práctica de la misericordia de Dios hacia mí, su perdón, su gracia revelada me trae misericordia hacia los demás y cuando veo e identifico una sociedad necesitada el evangelio se hace práctico en lo social. La mano de la iglesia individual o comunitaria se extiende para que Jesucristo sea dado a conocer de manera concreta. Puedo vivir un evangelio poderoso en las manos de Dios, donde lo espiritual, lo práctico y lo social se unen para mostrar a un Dios que tiene autoridad y poder para introducirse en un mundo donde hay que destruir situaciones obscuras. La complejidad de la vida tiene dos esferas, una terrenal pero también otra en el mundo espiritual, y es en este último que nosotros no vemos, pero Dios sí. Así Dios se va revelando a nosotros a través de una vida espiritual y de relación permanente.
Pastor Milton Cariaga
Las personas fuimos creadas para crecer y desarrollarnos en relación con otros. La vida cristiana no es una excepción, es más, debe potenciarnos en ese sentido. Todo cuanto aprendemos y ponemos en práctica adquiere sentido cuando somos capaces de invertirlo en otros. Un principio bíblico fundamental es el que Jesús estableció y conocemos con el nombre de La Regla de Oro.
» Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas.
Mateo 7:12 NTV
La idea fundamental desplegada por el Señor en este texto es mucho más profunda que solo ayudar en lo social, o ser solidarios. De hecho, existen muchas personas que sin creer en Dios ni pertenecer a ninguna comunidad religiosa ayudan constantemente a los más desfavorecidos, a los marginados de la sociedad. Algunos lo hacen porque su corazón se conmueve ante la carencia ajena, otros por ideologías políticas, otros por el solo hecho de que ayudar los hace sentirse bien.
Vos y yo, como hijos de Dios, somos potenciados en la misericordia a través del Espíritu Santo. Tenemos el ejemplo de Cristo y para imitarlo tenemos que estar atentos para que nuestras prioridades no se desvíen. Si bien el evangelio es buena noticia principalmente para los pobres, y la ayuda al necesitado es premisa base de Las Escrituras, porque nace del deseo del corazón de Dios, el énfasis siempre está puesto en suplir las necesidades de la persona integralmente, o sea, abarcar las áreas emocional, espiritual, mental y física simultáneamente. Hacerlo desde la perspectiva de instaurar el Reino de Dios y Señorío de Cristo en la vida de nuestros semejantes. Esto es mucho más profundo que solo satisfacer necesidades materiales, aunque por supuesto, las incluye.
Nuestra visión, nuestro compromiso y nuestra esperanza están y deben estar siempre depositadas en el único que dio su vida por nosotros. Desde ese lugar interior el Espíritu nos habilita para compartir y ser sal y luz en nuestra sociedad actual.
Nuestra mayor motivación al bendecir a nuestro prójimo será entonces, la proclamación del evangelio completo, dispuestos e interesados e que quien está a nuestro lado conozca y disfrute “la vida abundante completa”.
Mónica Lemos
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