Luego Jesús entró en la barca y comenzó a cruzar el lago con sus discípulos.  De repente, se desató sobre el lago una fuerte tormenta, con olas que entraban en el barco; pero Jesús dormía.  Los discípulos fueron a despertarlo: —Señor, ¡sálvanos! ¡Nos vamos a ahogar! —gritaron.  — ¿Por qué tienen miedo? —Preguntó Jesús—. ¡Tienen tan poca fe!  Entonces se levantó y reprendió al viento y a las olas y, de repente, hubo una gran calma.  Los discípulos quedaron asombrados y preguntaron: «¿Quién es este hombre? ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!».

Mateo 8: 23-27 NTV

Jesús es Dios. La Palabra lo dice, pero para la lógica del razonamiento puramente humano resulta muy difícil de asimilar. Probablemente aun los cristianos hemos sentido en una ocasión u otra el impacto de todos los argumentos que muestran a nuestro Salvador como solo un hombre.

Si para nosotros es difícil ¿cuánto más no lo sería para sus discípulos? Ellos, de todos los hombres, serían los que posiblemente estaban más desconcertados, porque vivían con Él, participaban de sus milagros, pero también veían su humanidad como ninguno de nosotros la hemos visto ni jamás la veremos. Debieron enfrentarse repetidamente con una pregunta inquietante, que los desafiaba ‘¿quién es este hombre? ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!”

Hay algo que hace que este líder espiritual sea el más polémico de todos…a diferencia de cualquier otro líder religioso con muchos seguidores, Jesús hizo una afirmación única: él declaró ser Dios. No un dios entre muchos otros dioses sino el Dios del universo encarnado en un ser humano. Intelectualmente esto resulta muy perturbador. Para los hebreos, el término Hijo de Dios, quería decir ‘este es Dios”. Por esa razón, cuando nuestro Señor usaba esta expresión para referirse a sí mismo invariablemente, los escribas y los fariseos incrédulos se ofendían y le decían de manera desafiante ‘¿quién eres? ¿Quién te crees que eres? ¿Por qué te haces igual a Dios?” Jesús lo decía porque indudablemente era ese el título definía cabalmente su identidad.

Jesús es Dios. Él lo dejó claramente establecido.

“(…) usted debe hacer su elección. Este hombre era, y es, el Hijo de Dios o de lo contrario un loco, o algo peor. Usted puede descartarlo como loco (…) o puede caer a Sus pies y llamarle Señor y Dios. Pero no digamos ninguna tontería condescendiente acerca de que fue un gran maestro humano. Él no nos dejó esa salida. No era su intención” (Extraído de Cristianismo y nada más, autor C. S Lewis)

Jesús vino a la tierra para que puedas conocer a Dios, por eso y para eso se hizo hombre y vivió como un hombre.

Su propósito fue mostrarte que hay una vida diferente y está disponible para vos, que tu vida puede cambiar para siempre con una sola decisión. Reconocerlo y aceptarlo como el Salvador y Señor (dueño) de tu vida. 

El murió en una cruz como pago por tus pecados y mis pecados, con su muerte nos dio libre acceso al Padre. Jesús es el único que venció a la muerte y con su triunfo sobre ella inauguró para nosotros la vida eterna.

Leave a Reply

Your email address will not be published.